Cuento para el día de la paz: Alfonso y el Día de la Paz

Cuento para el Día de la Paz

Cuento para el día de la paz: Alfonso y el Día de la Paz


Alfonso ha llegado a casa después del colegio, está emocionado porque han celebrado el día de la paz y además, también su cumpleaños.

Su mamá le ha comprado chuches para repartirlas en clase y una tarta de bizcocho con 8 velas para que lo celebre junto a sus amigos. Al llegar a clase, su profesora les ha dicho que se celebra un día especial, el día mundial de la paz, como homenaje a un hombre muy delgadito llamado Gandhi.

Al igual que sus amigos, Alfonso lleva también una camiseta blanca para celebrar una fiesta por el día de la paz y han hecho un mural con palomas.

Con Maite, su profesora, han ensayado una canción para cantársela a los cursos de los más pequeños y aunque al principio suena un poco desafinado, finalmente queda lista para que los más pequeños la escuchen.

Cuando llega la hora del recreo, Maite junta las mesas de su clase y saca la tarta que la madre de Alfonso ha llevado y tras cantarle el cumpleaños feliz, juntos soplan las velas a la vez que Alfonso pide un deseo.

Todos disfrutan de la tarta, ríen, juegan y después de oír el timbre que anuncia el final del recreo vuelven a las actividades del aula.

Toca entonces conocer un poquito más sobre el hombre al que se recuerda en este día y su profesora les cuenta como fue la vida de Gandhi, su lucha con la no violencia y su forma de vida. Les entregan un dibujo y una vez coloreados, lo colocan en el muro de los artistas que Maite les ha creado para que cuelguen sus pequeñas obras de arte.

Suena  de nuevo el timbre, esta vez para el regreso a casa y Alfonso está emocionado por todo lo que han aprendido sobre el día de la paz y muy contento por haber nacido en un día tan importante. Aunque también está hecho un mar de dudas.

De camino a casa, un montón de preguntas se le pasan por la cabeza y está deseando llegar a casa para resolver todas sus dudas con la ayuda de sus padres.

Una vez en casa, el niño les cuenta todo lo que han hecho en el colegio esa mañana, lo bien que se lo ha pasado celebrando su cumpleaños y creando un montón de dibujos, figuras y le canta la canción que su maestra les ha enseñado.

De pronto, el pequeño recuerda todas las dudas que le han surgido con la historia de Gandhi y le pregunta las dos cosas que más le preocupan de todo lo que le han contado.

– Papi… ¿por qué  Gandhi no comía nada de carne? ¿es que no le gustaba?

– No cariño, no comía porque lo consideraba como un maltrato a los animales y no le gustaba hacer daño a nadie.

– Y… ¿ por qué celebramos el día de la paz en el día de su muerte y no en su cumpleaños? – le pregunta  mirándole con curiosidad.

–  No lo sé, cariño –responde el padre extrañado – supongo que porque recordando el día de su muerte, nos sirve para darnos cuenta de que, con la violencia no se consigue nada. Y ahora a dormir, pequeñajo, que has tenido un día muy largo – sonríe su padre.

  Alfonso se va a la cama pensando en la respuesta que le acaban de dar y cree que puede ser que tenga razón y que la próxima vez que  discuta con sus amigos, lo solucionará con un abrazo y pidiendo perdón.

Será su mejor forma de recordar a un hombre tan bueno como lo fue Gandhi.

© 2014 Cuento para el Día de la Paz de Rosi Requena

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