El juego de la escalera de las emociones es un juego ideal para aquellos niños que no pueden controlar sus emociones.
Con frecuencia, los niños (especialmente los pequeños) no pueden regular sus emociones. Esto se debe a que su cerebro se encuentra en desarrollo, por lo que seremos nosotros (los adultos) quienes debemos ayudarles a que poco a poco, aprendan a controlar sus berrinches y enojos. Esto desencadena en conductas des-adaptativas y descontrol del comportamiento propio. En síntesis, los niños que tienen estas emociones y no logran controlarlas, no desarrollan capacidad de tolerancia a la frustración.
Beneficios de enseñar sobre la tolerancia a la frustración
- Aprenden a valorar aquello que tienen.
- Comprenderán la importancia de agradecer aquello que se les ofrece.
- Tendrán mayores herramientas para poder recuperarse cuando la situación no resulte como ellos lo han planeado, insistiendo en que esto puede ser algo positivo y no solamente un aspecto negativo (cambio de planes).
- Fomenta el autoconocimiento y la gestión efectiva de sus emociones.
- Aprenderán a ser más paciente.
- Será más sencillo que se inserten en la sociedad de adultos y en la escuela como niños, pudiendo comprender la dinámica social dentro del aula y el colegio en general.
- Desarrollarán una autoestima asertiva y emocionalmente resiliente, pudiendo recuperarse de los fracasos con mayor efectividad.
El juego de la escalera de las emociones
El juego de la escalera de las emociones es muy simple y no necesitaras muchos materiales, solamente unas cartulinas de colores de aproximadamente 20 cm x 15 cm. Puedes cortar 6 cartulinas de colores diferentes o bien puedes hacerlo de un mismo color. A continuación, escribe en cada una de ellas, las siguientes frases:
- ¿Qué es lo que pasa?
- ¿Qué pienso?
- ¿Qué es lo que siento?
- ¿Qué es lo que he hecho?
- ¿Qué conseguí?
- ¿Qué pudo haber ocurrido en realidad?
✍️ Objetivos de la escalera de las emociones
El objetivo principal de la escalera de las emociones es que los niños logren reconocer y cambiar su comportamiento.
✍️ Ejemplo de cómo jugar a la escalera de las emociones
Lo primero que debemos hacer es preparar las cartulinas. Coloca las mismas en el suelo. Si dispones de una escalera pequeña (de niños) puedes usarla y colocar cada una de estas cartulinas en los escalones de forma ascendente. Si no dispones de una escalera para niños, puedes colocar las cartulinas en el suelo imaginando que cada una se encuentra en el peldaño de un escalón.
Imagina que el niño empieza haciendo un berrinche porque sus padres no lo llevan al parque.
- Pídele al niño que se coloque al lado de la cartulina número 1 “¿Qué es lo que pasa?”. Ayúdale para que reconozca cuál es la situación inicial. En este caso, el niño deberá decir lo que explicamos anteriormente: Que el niño/a se encuentra enojado porque sus padres no lo llevan al parque. Deja que el niño lo coloque en palabras, es decir que él mismo pueda decirlo. Este paso es importante para que sea consiente para él. Es decir, más allá del hecho evidente: que sea consiente en su interior. Si el niño se enfada, no intervengas en este paso. Deja que aquí actúe con enfado pero sin dañarse a sí mismo o a otros, desde luego.
- Pídele que pase al siguiente escalón; el número 2 “Qué piensa”. Es importante reconocer lo que el niño va a decir. Imaginemos que nos responde “Creo que mis padres no quieren llevarme al parque hoy”. Deja aquí también que ellos se expresen sin importar si tienen o no razón.
- Una vez que pueda decir lo que piensa en relación a la situación, pídele que suba un peldaño más de esta escalera (sea imaginaria o real). Aquí, deberá responder “¿Cómo me siento?” El niño debe contestar a esta pregunta. No le ayudes a elegir las palabras, permite que sea él quien se exprese, pues luego veremos cómo podemos ayudarlo a canalizar este sentimiento. Tal vez diga: “Estoy enojado”.
- A continuación, acompaña a que juntos suban el siguiente escalón de esta escalera. Una vez que el niño haya llegado pídele que responda: “¿Qué has hecho?” seguramente te dirá que “tuve un berrinche, me he enojado, he pateado cosas, etc”. Si no es así, muéstrale lo que ha hecho y cuál ha sido su comportamiento. Si puedes, pídele a alguien más que haya sido testigo del berrinche para que le ayude a comprender. La finalidad no es que se sienta culpable, pero sí que vea lo que ha sucedido. Muchas veces los niños no son conscientes de lo que han hecho; otras veces lo hacen adrede. Es importante que sepan cómo han actuado para pasar al siguiente peldaño.
- Llegado este punto, debemos ayudar al niño a dar otro paso hacia el ante-último peldaño. Aquí, el pequeño deberá responder a la pregunta “¿Qué conseguí?”. La respuesta a esto suele ser bastante rápida ya que ha sido evidente lo que consiguió. Sin embargo, deja que sea él o ella quien lo digan con sus palabras. Imaginemos que responde: “mis padres se han enojado conmigo”. Ante esta respuesta, puedes ahondar un poco más hasta descubrir su tristeza, frustración, desilusión, etc debajo del enojo. Permite que ellos reconozcan como se sienten como consecuencia de sus propios actos.
- Al llegar a este punto el niño ya es bastante consciente de su actitud y de lo que ha conseguido con la misma. Solo resta que suba el último peldaño: “¿Qué pudo haber ocurrido en realidad?” Al plantearles esta opción, les damos la posibilidad de que ellos vean que existen otras razones que tal vez no hayan contemplado: por ejemplo; que ha llovido y que por eso no han podido ir al parque, que es de noche, que hace frío, que había otros compromisos para ese día, etc. Aquí también es importante plantearles las opciones en relación a su demanda: “Tal vez puedas ir mañana u otro día al parque” o bien “En lugar de ir al parque ¿a qué otro lugar te gustaría ir?”. Darle opciones te permitirá sacar al niño de la rigidez y del capricho, comprendiendo que existen otras alternativas que tal vez sean de su agrado.