Estrategias de neuroeducación para el aula

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Para un aprendizaje significativo debemos contar con diferentes estrategias de neuroeducación para el aula. En este artículo te explicaremos la importancia de la neuroeducación y 5 estrategias claves para mejorar su aprendizaje.


La importancia de la neuroeducación en la actualidad

En los últimos tiempos se ha desarrollado un término acuñado para la neurociencia vinculada al ámbito de la educación; así nace la neuroeducación contemplando un concepto de gran importancia: la plasticidad neuronal.

Este concepto implica que, detrás de todo aprendizaje, sea este memorístico o no, hay unas redes denominadas redes hebbianas que son las encargadas de determinar cualquier tipo de aprendizaje. Adicionalmente, estas redes están determinadas en un 10% por carga genética y en un 90% por el entorno, experiencias y medioambiente (estimulante o no) del niño o adulto que aprende.

Por cada conocimiento aprendido, se forma una red hebbiana diferente. Sin embargo, el cerebro presenta una red de contención denominada SARA (sistema articulador reticular ascendente). Está red de contención, ubicada en el tronco encefálico, recibe los primeros estímulos y los filtra para que no alcancen otras zonas cerebrales de desarrollo. Esto sucede cuando el tipo de aprendizaje no es relevante. Por ejemplo, cuando alguien camina por la vía pública y lee los letreros de cada anuncio publicitario, aunque al final del día solo podrá recordar uno o dos en el mejor de los casos ya que el resto de la información ha sido filtrada, como hemos dicho más arriba.

Cuando algo capta la atención de una persona implica que ya ha pasado esta primera red de contención, por lo que es tarea del tálamo continuar con el procesamiento de la misma teniendo en cuenta que está información es relevante para la supervivencia de la persona. En este caso, enviará la información al núcleo acumbens.

Pero también existe la posibilidad de que dicha información provoque miedo en la persona, en tal caso, la información la procesará la amígdala. En esta circunstancia, la persona reaccionará ante el estímulo de manera defensiva, ofensiva, por sumisión (temor al estímulo o a quien lo provoque) o por inhibición de la acción (indefensión asumida).


El aula y la neuroeducación

Estos datos que nos aporta la neuroeducación son de suma importancia puesto que podrían acercarnos al modo en que un niño o adulto procesa cualquier aprendizaje. De este modo, nos podría proporcionar la forma en que ese sujeto se vincula con los aprendizajes.

La emoción que provoca el estímulo recibido desencadena un proceso químico que traerá diferentes comportamientos del niño.

En el aula, dos comportamientos que predominan cuando la amígdala está en funcionamiento son el aburrimiento y la ansiedad. En ambos casos, la inhibición ante el aprendizaje estará presente y, en consecuencia, el niño no logrará aprender o lo hará por breves segundos de atención. En ambos casos, la información no es procesada por los lóbulos prefrontales (LPF), por lo que el aprendizaje no será significativo.

Dicho esto, resulta indispensable contar con ciertas estrategias de neuroeducación en el aula. Por tanto, en las próximas líneas abordaremos algunas de las más relevantes para tener en cuenta.

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5 Estrategias de neuroeducación en el aula

Seguridad, pertenencia y motivación

Estas tres palabras deben estar indisociablemente unidas en el aula de clases puesto que cada una de ellas se vincula con una hormona en particular:

  • Seguridad = serotonina
  • Pertenencia = oxitocina
  • Motivación = dopamina

La generación de estímulos que produzcan estás hormonas, producirán mayores niveles de dopamina y de adrenalina, sustancias indispensables para desarrollar la atención sostenida.

¿Cómo producir mayores niveles de dopamina en el aula? 

A través de la creatividad, la novedad y la sorpresa.

En relación a la motivación es importante recordar que es aquello que nos impulsa, sea de manera individual o colectiva, a llevar a cabo determinados pasos para alcanzar una meta.

¿Cómo logramos motivar a los niños en el aula?

Veremos algunas ideas que pueden ayudar a la motivación en niños:

  1. Enfocar el progreso hacia la idea y no hacía la persona.
  2. Contabilizar y no excederse en la cantidad de veces que se alaba al niño, debido a que el exceso es negativo.
  3. Desvincular el regalo de la acción esperada. Si hay un obsequio por algo que el pequeño haya logrado, es importante que este no sea únicamente por esa razón.
  4. Utilizar frases motivadoras, tales como: valoro el autocontrol que has tenido en esta situación, he notado que cuando te enfadas no insultas, has progresado mucho el día de hoy. Es importante utilizar frases motivadoras enfocadas en el proceso del niño y no en el resultado.

Abriendo ventanas sensoriales en los niños

Es importante que el docente ingrese al aula con entusiasmo. Si no lo hace, tampoco podrá generar ese entusiasmo en los niños.

Usar mapas conceptuales y mentales

Estos ayudan a los niños a organizar la información recibida. Usar mapas mentales permitirá que los niños visualicen la información y creen diferentes campos (redes) de asociaciones) pudiendo, posteriormente, poder acceder a dicha información con diferentes estímulos.

Usar ejemplos que sean relevantes para ellos. 

Los ejemplos anclan y estructuran los aprendizajes de los pequeños partiendo de pequeñas unidades de conocimiento previas para añadir más conocimiento nuevo sobre el existente. De este modo, los niños podrán conectar los aprendizajes previos con el conocimiento nuevo a adquirir.

Ayudar y motivar a los alumnos para que realicen resúmenes con sus propias palabras

Esto resulta sumamente necesario e importante, puesto que el vocabulario que el niño emplee en sus resúmenes le ayudará a incorporar las ideas principales y secundarias sobre el texto escrito ayudando, además, a ordenar las mismas. Por otra parte, resulta ser una de las mejores maneras de entrenar la escritura creativa y la comprensión del texto abordado.


Conclusión

Si el niño percibe que ante una acción, recibirá una respuesta negativa de sus compañeros (risas, burlas, etc) el sistema SARA se activará y el pequeño se enfocará en futuras acciones correctivas, llegando incluso a la inhibición de la acción.

Está comprobado que los niños, cuánto más pequeños son, menos tiempo de atención tienen.  En promedio se cree que un niño entre 4 y 6 años tendrá un nivel de atención entre 10 y 20 minutos.

Adicional a lo antes dicho, este tiempo atencional es más efectivo al inicio de la clase por lo que aquello que se transmita durante los primeros  minutos de clase será mejor recordado (memoria) e incorporado como futuro aprendizaje.

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