Muchos son los padres y madres que buscan establecer o mejorar el tipo de relación que han construido con sus hijos. Muchos se quejan que siempre les están riñendo y que nada parece funcionar con ellos, que lo han probado todo sin observar cambios significativos. Muchos se dan ya por vencidos y tiran la toalla. La clave está en cambiar el enfoque, olvidarnos de destacar los errores para hacerlo sobre los aciertos, los logros o los esfuerzos que realizan nuestros hijos. Esto se conoce como educar en positivo.
Educar en positivo ofrece a nuestros hijos la posibilidad de vivir en un clima de confianza donde poder crecer y aprender a ser felices, responsables y autónomos, sin miedo a equivocarse y con la seguridad de tener unos padres que les comprenden.
¿Qué significa educar en positivo?
Educar en positivo significa educar con cariño y respeto, pero también estableciendo normas y límites con la firmeza necesaria para que éstas se entiendan y obedezcan sin miedo.
La disciplina positiva se basa en el refuerzo positivo, el elogio y el respeto, fomentando desarrollo del autocontrol del niño.
Educar en positivo es un modo de educar que fomenta la autoestima, la confianza y la comunicación, dejando de lado la disciplina positiva en la que solo se destacan los errores y se usa el castigo como método de corrección – sin éxito a largo plazo y con más consecuencias negativas que positivas en las relaciones paterno-filiales-.
La disciplina positiva no es de ningún modo dejar hacer sin control, no se trata de volvernos pasivos, permisivos o negligentes ante las conductas inapropiadas de nuestros hijos. Todo lo contrario, se trata de entender por qué los niños se comportan del modo que se comportan en ese momento determinado, a la vez que les ofrecemos alternativas adecuadas para que aprendan el modo correcto de proceder o reaccionar.

Principios básicos de la educación positiva
Para que podamos educar con disciplina positiva debemos tener en cuenta 3 principios básicos:
- Conocer y entender a nuestros hijos: cómo se sienten, piensan y reaccionan según su etapa de desarrollo.
Para poner en práctica este principio fundamental debemos estar dispuestos a invertir el tiempo necesario para ponernos en su piel y pensar cómo se sienten ellos en un momento determinado (estén enfadados, entusiasmados o apáticos) es decir, practicar la empatía antes de reaccionar negativamente ante un comportamiento que no comprendemos.
- Ofrecer seguridad y estabilidad: nuestros hijos deben poder confiar en nosotros, sus padres y madres, sintiéndose protegidos y guiados.
Esto significa evitar mentirles, engañarles, manipularles o defraudarles. Es mejor decir siempre la verdad adaptada a su nivel de comprensión antes que una mentira que luego les decepcione y frustre. Alejar gritos, insultos o palabras dañinas que tanto lesionan la autoestima de nuestros hijos.
- Resolver los problemas de manera positiva: sin recurrir a castigos físicos y humillantes.
Como padres implicados en la educación de nuestros hijos tenemos la obligación de ayudarles a reflexionar sobre lo que les ocurre, ofreciéndoles la posibilidad de encontrar diferentes alternativas o soluciones a los problemas a los que se enfrentan lo que significa, ayudarles a pensar en los posibles modos de resolver sus conflictos del día a día del cole o de casa y no resolverlos por ellos.
Educar en positivo requiere tiempo, paciencia y respeto hacia nuestros hijos. Tiempo para dedicarnos a enseñarles, paciencia para observar cambios y respeto hacia su forma de ser y proceder.
10 claves para educar en positivo
- Facilitar un clima de bienestar en casa, donde no estemos siempre crispados y estresados.
- Respetar el ritmo de aprendizaje de nuestros hijos. Cada niño se desarrolla a su propio ritmo, cada uno es único y especial, no debemos forzar a que superen etapas si no están preparados para ello. Las prisas son el peor enemigo para la educación.
- Ser paciente y tolerante con sus errores y fracasos. Todos necesitamos equivocarnos para aprender. Los errores son nuevas oportunidades de éxito.
- Valorar el esfuerzo y no tanto el resultado final. Elogiar cada progreso y no solo los éxitos.
- Evitar gritar y reñir por todo cuanto hacen o dejan de hacer nuestros hijos.
- Rebajar expectativas respecto a nosotros mismos y hacia los demás.
- Evitar la sobreprotección que solo lleva a desarrollar niños miedosos e inseguros.
- Dialogar con nuestros hijos desde bien temprana edad. El diálogo nos ayudará a hacerles reflexionar sobre su modo de conducirse en la vida pero también es la base para que se sientan parte importante de la familia.
- Facilitar la expresión de sus emociones.
- Gestionar los conflictos desde el punto de vista de las soluciones.

La disciplina positiva nos ofrece nuevas herramientas para criar y educar a nuestros hijos desde el respeto mutuo, facilitando su desarrollo como personas seguras de sí mismas y emocionalmente equilibradas.
10 claves para educar en positivo. Una educación basada en el respeto Clic para tuitear
Hola buenas tardes quería comentar que hay algunos errores de concepto en este artículo de disciplina positiva. La Disciplina Positiva proviene de la psicología individual de A. Adler y no usa el refuerzo positivo ya que se considera el lado amable del castigo. Te recomiendo la lecturas de los libros de Jane Nelsen y que consultes la página de la Asociación Española de Disciplina Positiva. Gracias