Mi hijo ha sacado suspensos ¿qué debemos hacer?

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Desconcierto, decepción, vergüenza, enfado…son nuestras primeras reacciones como padres cuando nos enteramos que nuestro hijo ha sacado suspensos. ¿Cómo debemos reaccionar? ¿Qué hacer? y sobre todo ¿Cómo podemos ayudar a cambiar esta situación?

Se termina el ciclo escolar y tras un largo periodo donde hemos visto el esfuerzo de nuestro hijo, nos esperamos unos resultados acordes con lo que creemos que tiene capacidad o por lo que quizás, nos tiene acostumbrados.

Estamos deseando el tan esperado periodo vacacional, pero ¡ oh sorpresa ¡ nos encontramos con unos suspensos..

Cuando los padres se enfrentan con este tipo de situaciones, las respuestas suelen ser muy variadas y no todas se dirigen a solucionar el problema.

Hay padres que magnifican la situación y lo viven como una desgracia familiar y una deshonra, como el principio de una caída en picado sin remedio. Se sienten avergonzados y defraudados.

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En cambio, hay otros que intentan evitar problemas y restan la importancia que tiene e incluso intentan justificar a su hijo a o toda costa, culpabilizando a los profesores, al modelo educativo, al mal ambiente..desvinculando a su hijo de la situación y por lo tanto, perdemos la oportunidad para aprender de ella.

Ante todo “Un hijo no debería ser medido por sus padres sólo por las notas que obtenga” y el cariño de sus padres nunca debería estar ligado a sacar buenas o malas notas.

Vincular nuestro cariño y reducir su identidad sólo a las notas que saca, no sólo no contribuye a solucionar el problema sino que ponemos en juego su autoestima y el concepto de sí mismo.

Estas son algunas medidas equilibradas para hacer frente a los suspensos de nuestro hijo y poner solución:

  1. Guardar la calma. Es mejor evitar los “sermones”, el dramatismo, las reacciones de ira (como golpes, gritos) y las descalificaciones a un lado. Eso sólo hace que el niño se sienta muy culpable y sin salida. Es mejor respirar, tener perspectiva de la situación y pensar que las calificaciones no son el único modo de manifestar lo que un hijo es. No son la fotografía de un niño, ni tienen porqué definirlo. Las notas debemos tomarlas por lo que son: un aspecto siempre parcial acerca de un aprendizaje determinado sobre una materia, cuantificada de manera numérica.
  2. Indagar en los posibles motivos. Existen múltiples posibles razones para sacar malas notas . Pueden ser motivos personales como algún conflicto entre compañeros, problemas de adaptación, problemas con un profesor concreto, falta de maduración, algún déficit o enfermedad no detectada, o porque se ha enamorado. Motivos académicos: No se ha preparado bien los exámenes, no comprende ciertas asignaturas, falta de hábito de estudio, de atención o motivación durante el curso. Motivos ambientales: Ausentismo escolar , situaciones familiares adversas, ambiente poco propicio para el estudio, etc. Lo mejor es preguntar directamente al niño y contrarrestar la información con otras fuentes como profesores o compañeros cercanos.
  3. Tratar de sacar el mejor partido a la situación. A nadie le gusta sacar malas notas, por lo que el niño se encuentra ante una frustración personal. De esta experiencia puede aprender mucho de sí mismo y la manera como hará frente a otros problemas que se le presenten en la vida: analizar lo que ha pasado y poner remedio a la situación con esfuerzo. Las malas notas son apenas un obstáculo, una nueva meta que se presenta, un reto que es preciso afrontar y alcanzar a resolver.
  4. Involucrarse en la medida de lo posible como padres. Los padres también tenemos mucho que aprender de esta situación. Puede ser una llamada de atención para saber en qué medida nos estamos involucrando en sus estudios y las dificultades a las que se enfrenta. La solución y el esfuerzo está en las manos del niño, pero nosotros podemos facilitar y poner todos los medios posibles para facilitar el aprendizaje como: generar clima propicio para el estudio, llevarlo a clases particulares ó algún tipo de exploración profesional, animarles, afirmarles en lo que valen y confiar con ellos ó hacer un seguimiento cercano de sus progresos. Incluso si estamos involucrados con los estudios desde un principio, no tendría porque tomarnos por sorpresa las malas notas.
  5. Establecer las consecuencias. Lo ideal es que a inicio de cada curso queden definidas las expectativas en cuanto a las notas y que entre hijos y padres definan cuales serán las consecuencias de obtener buenas ó malas notas . Ya hemos visto que recurrir a golpes, castigos o reacciones aireadas de nuestra parte no son parte de la solución, pero quizás retirar un privilegio que se tenía antes ó reducir el tiempo destinado al ocio como la televisión o videojuegos y en cambio definir tiempos de estudio durante el periodo vacacional. No olvidemos, que también es necesario que los niños mantengan periodos de descanso y ocio.
  1. Adoptar las medidas necesarias para evitar los suspensos. Se trata de realizar un plan de acción conjunto, pero sobre todo de ponerlo en marcha. De nada sirve darse cuenta de la existencia de un problema si no hacemos nada para cambiar la situación, por otro.  lado, hay padres que una vez ha pasado el enfado inicial, se vuelven permisivos con sus hijos y no son consecuentes con las medidas adoptadas.

Un buen ambiente familiara tambien previene los suspensos

Katy Gutiérrez Herrera

Madre, psicóloga y monitora de tiempo libre

www.deorugasymariposas.com

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