En este artículo vamos a intentar explicar una de las dudas que más nos preguntáis en vuestros comentarios y redes sociales: «La diferencia entre la ansiedad y el miedo en los niños» y que debemos hacer para ayudar a los niños a superar la ansiedad y el miedo.
Muchos niños tienen miedos y preocupaciones, y de vez en cuando se sentirán tristes y desesperanzados.
Surgirán miedos intensos en diferentes momentos del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños a menudo sienten mucha angustia al separarse de sus padres, aunque estén seguros y al cuidado de otra persona.
Cuando los sentimientos de miedo son persistentes o extremos podrían deberse a ansiedad. Debido a que los síntomas son principalmente pensamientos y sentimientos.
Para establecer las diferencias entre ansiedad y miedo en los niños, debemos empezar por definir correctamente ambos términos que muchas veces son confundidos entre ellos.
Podríamos decir entonces:
- El miedo lo provoca una causa concreta y lo sentimos en el aquí y en el ahora.
- La ansiedad es algo abstracto, que no alcanzamos a definir y puede responder a algo que nos preocupa en el futuro.
Definición de miedo en los niños
El miedo es un sentimiento innato de los seres humanos que nos pone en alerta de un peligro inminente. El miedo, lejos de ser algo negativo, es un sentimiento que nos protege.
Este sentimiento está provocado por estímulos peligrosos, que nos hacen temer por nuestra vida.
El objetivo del miedo es la supervivencia
Desde la era de las cavernas, el miedo ha servido para que el hombre se pueda defender de distintas amenazas como el ataque de una fiera. De hecho, el miedo nos prepara para la parálisis, la huida o la lucha.
Por eso, no te inquietes porque tus hijos sientan miedo. Lo preocupante sería que no lo sintieran. Imagínate que viajáis a un lugar donde hay unos acantilados con una caída de 30 metros. Si tu hijo no tuviera miedo no se pararía al llegar al borde del precipicio. Su miedo le hace ser precavido ante una situación de peligro.
La expresión facial de la emoción del miedo se reconoce claramente y es algo universal. Esto significa que se puede ver el mismo gesto en los rostros de personas de todo el mundo y de todas las culturas. Es algo automático y resulta muy complicado reproducirla de manera voluntaria para simular la situación.
Estos miedos son frecuentes en un niño por desconocimiento de las situaciones, se producen de manera transitoria y se modulan con la experiencia que van adquiriendo los niños día a día. Varias investigaciones han demostrado repetidamente, desde el estudio clásico de Jersild y Holmes en 1935 (Ollendick 1986) que los miedos infantiles cambian en función de la edad, el género y el nivel socioeconómico.
Definición de Ansiedad
La ansiedad no es algo tan concreto, sino que depende de cada niño. Es un sentimiento más subjetivo cuyas causas no están tan claras como en el caso del miedo.
La ansiedad, sin embargo, se produce ante una situación que supone una amenaza para nuestros intereses, nuestra imagen social etc., principalmente en tiempo futuro.
La ansiedad puede presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también puede hacer que los niños estén irritables y enfadados.
Los síntomas de la ansiedad también pueden incluir problemas para dormir, además de síntomas físicos como fatiga, dolores de cabeza o dolores de estómago. Algunos niños ansiosos no comunican sus preocupaciones y, por lo tanto, los síntomas pueden pasar desapercibidos.
Diferencias entre la ansiedad y el miedo en los niños
Las reacciones rápidas de miedo ante los peligros para lograr la supervivencia que requieren una respuesta inmediata y seguir viviendo, se producen a través de la amígdala, casi sin pensar.
Por el contrario, la reacción de ansiedad siempre es fruto de una valoración cognitiva, es decir, de una interpretación de la información que reciben los niños.
Esta diferencia es primordial a la hora de realizar un entrenamiento que disminuya cualquiera de las dos emociones. Ante la reacción de miedo, se trabaja en tratar de eliminar la conexión directa estímulo-respuesta que se produce en la amígdala. Esta técnica consiste en exponer poco a poco al niño a la situación temida pero siempre bajo control.
En el segundo caso, basta con hacer una reestructuración cognitiva, es decir, tratar de cambiar la forma de pensar del niño y la interpretación que cada niño hace de la amenaza. Por supuesto, una exposición paulatina al estímulo también ayuda a reducir los sesgos cognitivos, la forma errónea de interpretar la realidad.
Una misma situación puede ser interpretada por el niño como peligrosa o como amenazante, con lo que puede provocar miedo o ansiedad, dependiendo de la interpretación que haga cada uno.
Diferencias entre la ansiedad y el miedo en los niños Clic para tuitear¿Qué debemos hacer ante los miedos y la ansiedad en los niños?
Según la Academia Estadounidense de Siquiatría Infantil y de Adolescentes (AACAP), la terapia cognitivo-conductual es una forma de terapia que se usa para tratar la ansiedad y los miedos.
Ayuda a que el niño cambie los pensamientos negativos en una forma de pensar más eficaz y positiva, lo cual conduce a un comportamiento más eficaz.
La terapia del comportamiento para tratar la ansiedad puede incluir ayudar a los niños a enfrentar y manejar los síntomas de ansiedad, mientras se los expone gradualmente a sus propios miedos a fin de ayudarlos a aprender que no suceden “cosas malas”.
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