Fábulas para enseñar a compartir a los niños

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Las fábulas reflejan la vida misma, muestran diferentes facetas de la vida: la convivencia con los demás, fábulas para compartir, para mostrar sentimientos, aprender valores y la posibilidad de elegir. Así mismo, estimulan la reflexión infantil.

En las fábulas, el niño se mete en la piel del personaje y, según avanza en la lectura, aprende a tomar decisiones propias que vienen inspiradas por la moraleja más o menos explícita del cuento. Compartimos, a continuación, fábulas que ayudarán en el proceso de crecimiento y aprendizaje de los niños, formando conciencia en valores como la generosidad, enseñar a compartir


Fábulas para enseñar a compartir a los niños

A continuación te dejamos dos fábulas con enseñanzas

fabula la pequeña anita

La pequeña Anita

  • Valores educativos: generosidad, compartir, compasión, gratitud
  • A partir de 4 años.

 

Por la mañana, la pequeña Anita salía a pasear por el bosque a recoger hierbas y frutos para su aldea. Aunque el bosque estaba lleno de peligros para los más pequeños, a Anita no le daba miedo, puesto que contaba con una cabellera mágica que amedrentaba todos los peligros.

 

Un día, Anita vio a un elfo a punto de ser atrapado por un trol, pero la pequeña espantó al trol ayudando al pobre elfo.

 

  • Te regalo un mechón de mi cabello mágico para que no vuelva a molestarte nuevamente algún trol -dijo Anita.
  • Que hermosa, muchas gracias. Jamás olvidaré tu apoyo -dijo el elfo. Y se fue tan contento con el mechón de cabello.

 

Al otro día, Anita se encontró al mismo trol del día anterior, pero esta vez muy seguro de que atraparía a otro pequeño elfo, quien había sido sorprendido por una tela de araña. Anita corrió hasta el elfo para asustar al trol. El trol huyó y Anita le regaló también a este otro elfo, otro mechón de su cabellera mágica para que lo protegiera.

 

  • ¡Que amable niña! ¡Te debo una! -dijo el elfo. Quien se fue contento, brincando de alegría por la ayuda de Anita.

 

Por todo el reino se oía como la pequeña Anita regalaba mechones de su cabellera mágica, salvando a todo el que lo necesitara. Fue así como todo aquel que quería ir al bosque primero le pedía a ella un pedazo de sus mechones mágicos y como era tan gentil y amable; Anita no dudaba en dar un pedazo de ella.

 

Ya casi sin cabello, utilizó lo último que le quedaba para ayudar a unos extraños que andaban por el bosque a punto de ser atacados por el trol. Al salvarlos el trol le dijo:

 

  • Niña tonta, ahora sin tu cabello mágico, ¿quién podrá salvarte?

 

Casi a punto de hacerle daño, aparecieron todas esas personitas a quienes la pequeña Anita había ayudado con su cabello mágico, protegieron a la niña y lograron salvarla del temido trol.Antes de desaparecer el trol le dijo:

 

  • Volveré ¡cuando estés sola y te atraparé!

 

De pronto, el cabello de Anita comenzó a crecer y pudo tener nuevamente una preciosa y radiante cabellera mágica.

Anita quedó extrañada, le parecía mentira que nuevamente tuviera todo su hermoso cabello pero una voz desde el cielo exclamó:

 

  • Quienes dan sin mirar sus propias necesidades, pensando siempre en el bienestar del otro, siempre tendrán una recompensa. Has sido muy generosa y la fuerza del amor ha devuelto tu cabellera.

 Fin

Fabula geniecillo codicioso


El geniecillo codicioso

  • Valores educativos: compartir
  • A partir de 4 años

 

Mérida daba un paseo por el bosque cuando encontró un árbol lleno de exquisitas y deliciosas nueces, uno de sus frutos favoritos ya que hacia pasteles y dulces con ellas.Empezó a recoger muchas y a ponerlas en su bolso.De pronto una voz, que no sabía de dónde venía, le dijo:

 

  • ¡Ni las toques!

 

¿De dónde vendrá esa voz?, se preguntó.De pronto, vio a un pequeño hombre entre las hojas de los árboles, vestido de ropas verde con amarillo y un sobrero de punta.Quien le dijo:

 

  • Todos los frutos de esta arboleda son míos, soy yo quien cuida de ellos y soy yo quien los cosecha.

 

A lo que ella con mucha firmeza y seriedad le respondió:

 

  • El abono y el agua que usas para cuidar de estos árboles son de la granja del pueblo. Por lo tanto, no te pertenecen del todo.

 

Mérida, se fue a casa, pero con la convicción de que ella necesitaba esas nueces.

Al otro día, conversó lo ocurrido con la comunidad del pueblo y juntos planearon una estrategia: quitaron la cubeta para retirar agua del pozo y guardaron todas las palas a fin de evitar que el geniecillo codicioso tuviera la herramienta para sacar el estiércol para el abono.Al darse cuenta de que lo que utilizaba eran instrumentos de la granja del pueblo y que gracias a todos ellos podía cuidar de los árboles, reconoció que debían ser compartidos con todos.Así fue como entre todos cosecharon los frutos y los compartieron.Con lo cual decidieron desde aquel día que todos frutos eran destinados para todos en la comunidad.

FIN

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