¿Existe algo más antiguo que jugar? Los juguetes son algo que forma parte imprescindible de nuestras vidas tanto cuando somos niños como cuando somos adultos. Sea como pequeños que juegan como padres que velan por el disfrute de sus pequeños.
Con el paso de los tiempos, es evidente que las formas de jugar han cambiado de la mano de unos juguetes que no dejan de evolucionar, principalmente, por el uso de nuevos materiales y por el descubrimiento de nuevas formas de jugar. Gran parte de esto se debe, también, a la entrada de nuevas tecnologías. Pero, ¿con qué juegan los niños de ahora? ¿Con qué jugarán en el futuro?
¿Hacia dónde se dirigen los juguetes modernos?
Viendo cualquier listado con los mejores juguetes del momento, queda claro hacia dónde se está dirigiendo el sector en la actualidad. Las nuevas tecnologías se han adentrado en cada frente de nuestra vida, y es lógico dado el avance que suponen y las comodidades que aportan. Asimismo, muchas empresas han descubierto que, con la tecnología de su lado, pueden dar forma a nuevas experiencias de juego que sirvan para hacer que los niños se diviertan de otras formas, que disfruten de otro tipo de entretenimiento.
Y lo cierto es que es algo que está construyendo una curiosa base de cara al futuro, ya no solo desde un punto de vista lúdico y de entretenimiento, sino también a nivel de preparación y aprendizaje. Que el juego enseña y sirve para aprender es un hecho más que fehaciente, es más, numerosos especialistas en educación defienden por completo la importancia del juego para el aprendizaje en las edades más tempranas. Es un vehículo infalible.
Por supuesto, con las nuevas tecnologías reinando, se refuerza esta doble faceta del juguetes. Podemos coger como ejemplo este perro interactivo, que permite al niño no solo jugar y pasarlo bien, sino que también le enseña aspectos como la responsabilidad de tener una mascota, o lo que supone interactuar con un animal, aunque sea a niveles muy básicos. Las reacciones de esta mascota electrónica, sus ladridos, sus movimientos… Todo eso le ayuda a entender cómo puede portarse un animal real en casa.
Experiencias como esa se multiplican si miramos ya a aplicaciones, juguetes más avanzados y otras soluciones que llegan para entretener a esos «locos bajitos», como decía la canción. Es más, todo está virando bastante hacia la robótica, aunque ahondaremos en eso más adelante. Poco a poco se están trasladando a las estanterías de jugueterías más juguetes que, en su interior, gozan de una tecnología que habría estado en Hollywood hace décadas. Una clara muestra de cómo evoluciona este sector o, más bien, de cómo lo hace el mundo entero.
Así jugábamos los padres
Los juguetes siempre han sido un reflejo de la sociedad y de los valores que en esta se trata de inculcar a los pequeños. Aunque su relevancia como instrumento didáctico no ha crecido hasta la década de los 90, siempre han tenido detrás ese componente educativo, pensado para que los niños pudieran o puedan desarrollar habilidades motrices, tengan una mejor percepción del mundo que les rodea o de sí mismos.
Con ese trasfondo, y teniendo también muy en cuenta los avances tecnológicos de cada época, es fácil ver las diferencias entre los juguetes de ahora y los de antaño. ¿Qué padre no montaba en un triciclo de ruedas pequeñas o jugaba con un yo-yo de madera, o un trompo? ¿Cuál no tuvo un caballito de madera? ¿Coches o aviones hechos de latón, con mecanismos sencillos para moverse?
Antes de que los plásticos se impusieran, de que se establecieran exigentes controles de calidad y riesgos para los niños, el latón, la madera y otros derivados eran los materiales que mandaban en el ámbito juguetero. Todo con un fuerte componente artesanal, hasta que la producción en masa terminó de asentarse, y con un uso de lo más simple. Se daba, también, mucha fuerza a la imaginación de los niños.
Todo eso ha cambiado ahora, pero esta situación es la que define el contexto con el que muchos padres se notarán más que familiarizados. Ese cochecito de latón al que se le podía dar cuerda, el caballito de madera para jugar a los vaqueros, los soldaditos de plomo, las cuerdas sencillas para saltar a la comba… Y, sobre todo, muchísimo juego manual, muchísima actividad que invitaba a salir a las calles.
Así jugarán los más pequeños de casa
El futuro de los juguetes ya se ve en el día a día. Con el internet de las cosas de por medio y, también, una mayor abundancia de dispositivos inteligentes, los niños se están topando con una realidad totalmente informatizada. Juguetes de antaño se están modernizando para abrazar las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos, el Tamagotchi que causaba furor en los 90 vuelve en forma de reloj inteligente, con pantalla renovada y muchas más opciones.
Su ejemplo es un claro reflejo de cómo avanzan los juguetes, incluso los más recientes. El uso de tablets y smartphones se ha normalizado y, aunque distan de ser juguetes, sí que gozan de herramientas que permiten a los niños jugar y aprender al mismo tiempo. Por otro lado, la robótica va ganando mucho más terreno, y ya no solo en forma de muñecos, sino también como método para hacer que los niños se vayan acercando a este campo de la tecnología y aprendan de él.
Todo lo smart y el mundo de los robots son lo que va a marcar el mañana en cuanto a juguetes. Ya se están viendo sus primeros pasos, y la tendencia no está haciendo más que asentarse poco a poco. Una fusión entre tecnología y juego que ya es más una simbiosis y que está dando forma a experiencias completamente distintas a las de antaño, como también está empezando a definir otras completamente nuevas.
Evolución y revolución para que la diversión se siga manteniendo, pero, al mismo tiempo, también haya un fuerte componente didáctico y educativo. No hay que olvidar que una de las mejores formas de aprender es jugando y, ¿Qué gusta más a un niño que disfrutar y pasarlo bien con sus juguetes favoritos?