Leyenda para niños de primaria: El cuervo y la sed

el cuervo y la sed

Leyenda: El cuervo y la sed

El dios Apolo era conocido entre los dioses como uno de los más exigentes y severos: él odiaba que, tras uno de sus pedidos, este no se respondiese de forma correcta y con prontitud. Todos conocían las exigencias de Apolo… Y también sus grandes y terribles castigos.

 

Un buen día, sobrevino un gran calor repentino que le produjo al dios Apolo una sorprendente sed. Tras sentir el deseo de beber aguas frescas del manantial más cercano, encargó rápidamente al cuervo que fuese en busca de esta.

 

  • ¡No tardes! – dijo brevemente el dios elevando la voz mientras el cuervo se retiraba del lugar.

 

El cuervo sabía que debía llegar rápidamente hasta el manantial en busca del agua para calmar la sed del dios Apolo. Tenía muy presente su misión, pero ese día era un día precioso y, dado que los cuervos no salen más que de noche, comenzó a sentirse atraído por la belleza del bosque que debía atravesar.

 

Mientras caminaba, sin olvidar su misión (el agua para Apolo), comenzó a observar las flores del lugar. Pronto divisó una liana que llamó poderosamente su atención pues estaba vestida con flores de colores azul, naranja, rojo y violeta.

 

  • ¡Oh! ¡Que hermosas! pero no debo demorarme – dijo para sí mismo y continuó con su viaje.

 

Más adelante, observó como el sol reflejaba en unas nubes y estas se teñían de unos bellísimos colores formando un arcoíris.

 

  • ¿Qué maravillas son estas? – dijo el cuervo maravillado pues era la primera vez que observaba un arcoíris – Pero debo conseguir el agua para Apolo – y continuó su viaje

 

Un poco más adelante vio un puente con aguas color esmeralda.

 

  • ¡Oh! Pero que bello paisaje es este ¡Es el más bello de todos lo que he visto! Tal vez pueda beber un poco de esta agua y llevársela al dios – dijo

 

Pero al querer beberla era agua salada por lo que, luego de toser un rato, retomó su sendero y continuó su viaje hasta el manantial.

 

A pocos kilómetros de llegar al manantial vislumbró una espiga. Parecía muy suculenta y como a los cuervos les encantan las espigas, se quedó observándola por un buen rato. Luego dijo:

 

  • Esta espiga está un poco verde; hay que aguardar a que madure un poco más – y se sentó a aguardar, olvidando por completo su misión, hasta que la espiga madurase.

 

Tiempo después de madurar y comer la espiga, el cuervo recordó su misión incompleta y frustrada. Para lo cual comenzó a correr ansioso hasta llegar al manantial. Pero en este solo había un poco de agua nada más pues había comenzado la época de sequía.

 

Angustiado, el cuervo tomó la poca agua que vertía y se la llevó al dios. Este, al verle llegar, enfureció como era de esperar y castigó severamente diciéndole:

 

  • Por tu acción, andarás con sed durante toda tu vida – dijo Apolo

 

Y dicho esto, el cuervo vivió el resto de sus días con sed constante pues, aunque bebiese agua, nunca se saciaría.

 

Moraleja: Cuando se te encomiende una misión o tarea finaliza pronto la misma.  No vaya a ser que recibas un castigo por eso durante el resto de tu vida.

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