Cuento para educar con inteligencia emocional: El mono que se hizo amigo de sus emociones

Cuento para educar con inteligencia emocional

¿Te gustaría leer un cuento para educar con inteligencia emocional a tus hijos o alumnos? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Es una habilidad muy importante para el desarrollo personal y social de los niños, ya que les ayuda a mejorar su autoestima, su comunicación, su creatividad y su bienestar.

Varios estudios de universidades españolas, como el de la Universidad de Málaga o el de la Universidad Autónoma de Madrid, han demostrado los beneficios de la educación emocional en la infancia. Según estos estudios, los niños que reciben una educación emocional tienen mejor rendimiento académico, menos problemas de conducta, más habilidades sociales y más satisfacción con la vida. Como dijo el famoso educador Francesco Tonucci: “La escuela debe ser un lugar donde se aprenda a ser feliz”.

Por eso te invitamos a leer este cuento con tus niños y a explicarles lo que es la inteligencia emocional y sus ventajas. El cuento se llama “El mono que se hizo amigo de sus emociones” y trata sobre un mono muy travieso que vive en la selva y que tiene dificultades para expresar y regular sus emociones. A través de sus aventuras con otros animales, el mono aprenderá a identificar, nombrar y aceptar sus emociones, así como a ponerse en el lugar de los demás y a resolver los conflictos de forma pacífica. El cuento tiene una enseñanza o moraleja final que resume lo que el mono ha aprendido sobre la inteligencia emocional.


Cuento para educar con inteligencia emocional: El mono que se hizo amigo de sus emociones

Érase una vez un mono muy travieso que vivía en la selva. Le gustaba mucho jugar con sus amigos, pero también le gustaba hacer bromas pesadas y molestar a los demás animales. El mono no sabía controlar sus emociones y a veces se ponía muy contento, otras muy triste, otras muy enfadado y otras muy asustado. No sabía por qué se sentía así ni cómo expresarlo. Tampoco se daba cuenta de cómo se sentían los demás cuando les hacía daño o les faltaba al respeto.

 

Un día, el mono estaba jugando con una liana cuando vio pasar por debajo a una tortuga. Se le ocurrió una idea divertida: soltar la liana y caer encima de la tortuga para asustarla. Así lo hizo, pero no calculó bien la distancia y se dio un golpe muy fuerte contra el caparazón de la tortuga. La tortuga se enfadó mucho y le dijo al mono:

  • ¡Eres un maleducado! ¿No ves que me has hecho daño? ¿Qué te crees que eres? ¿El rey de la selva?

El mono se sintió avergonzado y se puso a llorar. No entendía por qué la tortuga se había enfadado tanto con él. Solo quería divertirse un rato.

  • No llores, mono -le dijo la tortuga-. No te he querido hacer daño con mis palabras. Solo quería que supieras que tu broma no me ha gustado nada. ¿Sabes lo que es la empatía?
  • No -respondió el mono entre sollozos.
  • La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender cómo se sienten. Si tú fueras yo, ¿te gustaría que alguien te cayera encima sin avisar?
  • No -admitió el mono.
  • Pues eso es lo que yo he sentido cuando tú lo has hecho. Me he sentido asustada, dolida y enfadada. Y tú también te has sentido mal cuando yo te he regañado, ¿verdad?
  • Sí -reconoció el mono.
  • Pues eso es lo que pasa cuando no tenemos en cuenta los sentimientos de los demás. Nos hacemos daño unos a otros sin querer. Por eso es importante tener empatía y respetar a los demás.

El mono pensó en lo que le había dicho la tortuga y se dio cuenta de que tenía razón. Le pidió perdón por su broma y le prometió que no volvería a hacerlo.

  • Está bien, mono -aceptó la tortuga-. Te perdono. Pero tienes que aprender a controlar tus emociones y a expresarlas de forma adecuada.
  • ¿Y cómo hago eso? -preguntó el mono.
  • Te voy a dar un consejo: busca un amigo que te ayude a conocer tus emociones y a gestionarlas mejor.
  • ¿Un amigo? ¿Y dónde encuentro yo un amigo así?
  • En la selva hay muchos animales que pueden ser tus amigos si les tratas bien. Solo tienes que buscarlos y hablar con ellos.

El mono le dio las gracias a la tortuga por su consejo y se despidió de ella. Se fue por la selva buscando un amigo que le ayudara con sus emociones.

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Al cabo de un rato, se encontró con un elefante que estaba comiendo hojas tranquilamente. El mono se acercó al elefante y le dijo:

  • Hola, elefante. ¿Puedo ser tu amigo?

El elefante levantó la trompa y miró al mono con curiosidad.

  • Hola, mono. Claro que puedes ser mi amigo. ¿Por qué me lo preguntas?
  • Porque necesito un amigo que me ayude a conocer mis emociones y a gestionarlas mejor.
  • Ah, ya veo -dijo el elefante-. Pues yo puedo ayudarte con eso. Yo soy muy bueno reconociendo mis emociones y las de los demás.
  • ¿En serio? ¿Y cómo lo haces?
  • Pues es muy sencillo: solo hay que prestar atención a lo que sentimos en nuestro cuerpo y en nuestra mente cuando algo nos pasa.
  • ¿Y qué es lo que sientes?
  • Pues depende de la situación y de la emoción. Por ejemplo, cuando estoy contento siento una sensación de alegría en mi pecho, una sonrisa en mi cara y unas ganas de saltar y bailar. Cuando estoy triste siento una opresión en mi garganta, unas lágrimas en mis ojos y unas ganas de llorar o abrazar a alguien. Cuando estoy enfadado siento una tensión en mis músculos, una cara fruncida y unas ganas de gritar o pegar algo. Y cuando estoy asustado siento un nudo en mi estómago, unos escalofríos en mi espalda y unas ganas de huir o esconderme.

El elefante siguió explicando al mono las diferentes emociones que podía sentir y cómo reconocerlas en su cuerpo y en su mente.

El mono escuchó atentamente al elefante e intentó identificar las emociones que había sentido él mismo en distintas situaciones.

Se dio cuenta de que muchas veces no sabía qué emoción estaba sintiendo ni cómo expresarla correctamente.

Le preguntó al elefante cómo podía hacerlo mejor.

El elefante le dijo:

  • Lo primero es aceptar tus emociones tal como son, sin juzgarlas ni reprimirlas. Todas las emociones son válidas y tienen una función adaptativa: nos ayudan a sobrevivir y a relacionarnos con los demás.
  • ¿Y cómo acepto mis emociones?
  • Pues dejándolas fluir sin resistirte ni aferrarte a ellas. No tienes que negarlas ni exagerarlas: solo tienes que observarlas con curiosidad e interés.
  • ¿Y luego qué hago?
  • Luego tienes que nombrar tus emociones con palabras claras y precisas: por ejemplo: “estoy contento”, “estoy triste”, “estoy enfadado” o “estoy asustado”. Así podrás entender mejor lo que sientes y comunicarlo a los demás.
  • ¿Y eso me ayuda?
  • Claro que te ayuda: te ayuda a ti mismo porque te liberas del peso de tus emociones y te sientes más tranquilo y aliviado. Y te ayuda a los demás porque les muestras cómo te sientes y qué necesitas. Así podrás establecer una comunicación más sincera y respetuosa con ellos.
  • ¿Y si mis emociones son muy intensas y me cuesta controlarlas?
  • Entonces tienes que usar estrategias para regular tus emociones y evitar que te desborden o te bloqueen. Por ejemplo: respirar profundamente, contar hasta diez, pensar en algo positivo, hacer ejercicio, escuchar música, dibujar, escribir o hablar con alguien de confianza.

El elefante le enseñó al mono algunas de estas estrategias y le animó a practicarlas cuando sintiera que sus emociones se le escapaban de las manos.

El mono le agradeció al elefante su ayuda y le dijo que iba a probar esas estrategias la próxima vez que se sintiera muy contento, muy triste, muy enfadado o muy asustado.

El elefante le felicitó por su decisión y le dijo que estaba orgulloso de él.

  • Has dado un gran paso para mejorar tu inteligencia emocional, mono. Estoy seguro de que pronto notarás los resultados.
  • ¿Qué resultados? -preguntó el mono.
  • Pues que te sentirás mejor contigo mismo y con los demás. Que tendrás más amigos y menos enemigos. Que podrás resolver los problemas de forma más creativa y pacífica. Que disfrutarás más de la vida y serás más feliz.

El mono se quedó pensando en lo que le había dicho el elefante y se dio cuenta de que tenía sentido. Quería sentir todo eso que el elefante le había descrito. Quería ser más inteligente emocionalmente.

Así que se despidió del elefante con un fuerte abrazo y se fue por la selva buscando más amigos que le ayudaran a seguir aprendiendo sobre sus emociones.

En su camino se encontró con muchos animales que le enseñaron cosas nuevas sobre la inteligencia emocional: un pájaro le enseñó a expresar sus emociones con canciones, una cebra le enseñó a cooperar con los demás, un cocodrilo le enseñó a superar sus miedos, una mariposa le enseñó a adaptarse a los cambios, un oso le enseñó a cuidar de sí mismo y un camaleón le enseñó a respetar la diversidad.

El mono aprendió mucho de todos ellos y se hizo amigo de todos ellos. Se dio cuenta de que cada animal tenía su propia forma de sentir y de mostrar sus emociones, y que todas eran válidas y enriquecedoras.

El mono se hizo amigo de sus emociones y las integró en su personalidad. Ya no las veía como algo malo o molesto, sino como algo bueno y útil. Ya no las escondía ni las rechazaba, sino que las aceptaba y las compartía. Ya no las dejaba dominar su vida, sino que las usaba para mejorar su vida.

Y así fue como el mono se hizo más inteligente emocionalmente.

FIN


¿Qué nos enseña el cuento?

Este cuento tiene como objetivo educar en inteligencia emocional a los niños de 6 a 12 años. El cuento presenta a un personaje principal, el mono, que tiene dificultades para expresar y regular sus emociones. A través de sus aventuras con otros animales, el mono aprenderá a identificar, nombrar y aceptar sus emociones, así como a ponerse en el lugar de los demás y a resolver los conflictos de forma pacífica. El cuento tiene una enseñanza o moraleja final que resume lo que el mono ha aprendido sobre la inteligencia emocional.

El cuento pretende ser un recurso didáctico para trabajar la inteligencia emocional en el ámbito familiar o escolar. Se puede leer en voz alta o individualmente, según la edad y preferencia de los niños. Se puede acompañar el cuento con actividades lúdicas y educativas que refuercen los conceptos aprendidos: juegos, canciones, dibujos, manualidades, cuentos, películas o debates que estimulen la expresión y reflexión sobre las emociones.


Preguntas de comprensión lectora sobre el cuento

Ahora voy a hacer 7 preguntas de comprensión lectora sobre el cuento:

  1. ¿Cómo se llama el personaje principal del cuento?
  2. ¿Qué problema tiene el mono con sus emociones?
  3. ¿Qué animal le da el primer consejo al mono para mejorar su inteligencia emocional?
  4. ¿Qué es la empatía y por qué es importante?
  5. ¿Qué estrategias le enseña el elefante al mono para regular sus emociones?
  6. ¿Qué otros animales le ayudan al mono a aprender sobre sus emociones?
  7. ¿Qué moraleja o enseñanza tiene el cuento?

Si te ha gustado este cuento y quieres leer más cuentos para educar con inteligencia emocional, te invito a seguir mi blog donde encontrarás más recursos e información sobre este tema.

También te agradecería que compartieras este cuento en tus redes sociales para que llegue a más personas interesadas en la educación emocional.

Y si quieres dejar algún comentario sobre el cuento o sobre tu experiencia con la inteligencia emocional en niños, estaré encantado de leerlo y responderlo.

Muchas gracias por tu atención y hasta pronto.


© 2023 ▷ Educapeques ➡➤ [ Cuento para educar con inteligencia emocional: El mono que se hizo amigo de sus emociones ] Cuentos con valores ✏️ Ángel Sánchez Fuentes | 👨‍🎓Docente y creador de blogs educativos @educapeques