A medida que pasa el tiempo, cada vez son mayores los inventos creados por el hombre, sin embargo, no debemos olvidar que a pesar de lo innovadores que pueden resultar, al principio de nuestros tiempos como civilización se crearon algunos que nos siguen simplificando la vida hasta el día de hoy. Un ejemplo de esto es el papel, la brújula o la moneda, la cual data de los tiempos de antes de Cristo y actualmente se sigue usando en todo el mundo.
¿Cómo surgió la moneda?
La moneda es uno de esos inventos que surgió como una manera de cubrir las necesidades de millones de personas a lo largo del tiempo. Al principio de los tiempos de la humanidad, las personas intercambiaban una mercancía por otra, como por ejemplo: pescado por trigo, algún tipo de piel por un arma o cualquier cosa que se pudiera intercambiar y que resultase de valor para la otra persona. Mucho antes de intercambiar estas cosas, y de crearse la moneda, las personas utilizaban piezas de coral, barras de sal o barras de metales; un estilo mercantil que ya dejaba entrever las primeras leyes del comercio actual.
Es sabido que en el siglo VII se comenzaron a fabricar y a utilizar las monedas por primera vez en Asia menor, con la intención de recaudar los impuestos y de tener un material que fuese aceptado en todas partes. Las primeras monedas estaban elaboradas a base de electrum, el cual es una combinación entre oro y plata; pero, con el paso del tiempo, tanto la forma como el tamaño y el diseño fueron cambiando. De hecho, en Turquía, el rey Alyates pidió que se fabricaran monedas hechas de oro y plata en el año 650 a.C.
En otras partes también se crearon monedas con materiales como el bronce, cobre o hierro; sin embargo, las preferidas y las más usadas eran las que fueron creadas con oro o plata, puesto que éstas no escaseaban, eran resistentes, podían almacenarse durante mucho tiempo y eran las mejores por su incorruptibilidad. A lo largo del tiempo, se han hecho hallazgos de monedas en diferentes países y una de las más antiguas posee 5.000 años de antigüedad, que fue encontrada en China. Una historia que precede a la estructura social actual y que merece todo nuestro interés.
Personalización y función de las monedas
A medida que fuimos avanzando como civilización también lo hizo la moneda. Pasó de ser un pedazo de metal acuñado, a perfeccionarse hasta dar con el punto ideal en el que se fueron creando monedas con el mismo tamaño, grosor, peso y espesor, con la intención de que fueran auténticas y evitar inconvenientes con monedas que pudieran ser falsas. Dependiendo del país en en el que se elaboren, cumplen con características específicas, como puede ser un sello o una imagen que la haga distintiva entre otras partes.
Ejemplo de ello es la diferenciación histórica entre las monedas griegas, las cuales en una de sus caras tenían plasmadas unas espigas de trigo; y las monedas romanas, en las que se podían apreciar unas cabezas de ganado. Sea como sea, muchas civilizaciones estructuraron su sociedad en base a este intercambio económico, demostrando así que el ser humano podía crear su propio modelo comercial. Posteriormente, surgieron otros métodos de pago que, como los billetes, complementaron un sistema económico que sigue vigente hoy en día.
Actualmente, la moneda sigue siendo muy usada en todos los países, y por supuesto, después de tanto tiempo, ésta se ha modernizado. Existen de muchas formas, tamaños y valores, en función de la región en la que nos encontremos, aunque siguen teniendo el mismo objetivo que tenían en sus orígenes: ser intercambiables para adquirir bienes o servicios.
Conocer nuestra propia historia y repasar los inventos que lo cambiaron todo, puede resultar de lo más enriquecedor. Se trata de una manera de percatarse de “dónde venimos” para intuir “a dónde nos dirigimos”, porque la humanidad es capaz de lo mejor y de lo peor, estando en manos de cada uno establecer su propio destino.