Desarrollar la inteligencia emocional es uno de los puntos más relevantes a la hora de construir una buena salud emocional para los niños. Aplicando ciertas técnicas y dinámicas podremos conseguir que cualquier niño desarrolle desde pequeño este tipo de inteligencia, ofreciéndole herramientas útiles y adaptadas a su edad para que pueda comprender mejor el mundo que le rodea y conocerse mejor a sí mismo.
Que un niño desarrolle desde pequeño una buena gestión de sus emociones y su comportamiento es completamente positivo para su crecimiento, adquiriendo hábitos de manera paulatina para ir aplicándolos después en sus experiencias de socialización, tanto en casa como en la escuela o a la hora de relacionarse con otros niños.
A pesar de todo esto, es cierto que muchas veces los padres nos preguntamos cómo podemos ofrecerle a nuestros hijos este tipo de información relacionada con la inteligencia emocional y que será tan crucial para su desarrollo. Por suerte, hoy en día contamos con muchas herramientas a las que, como educadores, podemos acudir y que nos ofrecen contenido de utilidad para saber cómo trabajar la Inteligencia Emocional en niños y niñas.
Tres juegos para trabajar con sus emociones
Para practicar la inteligencia emocional con los niños lo primero que hay que tener claro es que será un proceso que debemos trabajar a lo largo del tiempo y no esperar de él resultados inmediatos. Por este motivo, el mejor consejo para empezar a trabajar la inteligencia emocional con los niños es plantearles retos divertidos con los que, al mismo tiempo, puedan estar desarrollando sus habilidades de gestión de las emociones, empatía, o escucha activa.
Aquí os presentamos tres ejemplos de juegos que Aroa Ruíz, Psicóloga especializada en Inteligencia Emocional y docente en el Instituto Europeo de Psicología Positiva, nos propone que pueden resultar dinámicos y motivadores para que los más pequeños pasen un rato divertido aprendiendo.
Diarios de emociones
Los diarios de emociones son un recurso estupendo para niños a partir de 6 o 7 años, no obstante también se puede adaptar en un formato coloreable para niños más pequeños. Con este diario, conseguimos que los niños expresen sus emociones de manera completamente libre, siendo ellos mismos quienes valoren y le den importancia a aquellas emociones que hayan sentido a lo largo del día. Practicar este ejercicio cada día hace a los niños más conscientes de los aspectos positivos y negativos que viven en su día a día, ayudándoles a ponerle nombre a aquello que han sentido y a encontrar el origen de sus emociones.
Teatrillos y marionetas
Este recurso se puede escenificar de muchísimas formas, adaptándola a los gustos de cada niño y ofreciéndoles un espacio de comunicación seguro y de confianza. Además, se puede aplicar de diferentes maneras, tanto tomando a los niños como protagonistas de las historias, como identificando sus emociones a través de lo que les pasa a las marionetas. Con solo trazar una historia y escenificarla alrededor de lo que en ella ocurre y de los sentimientos que provoca en los pequeños, tendremos una actividad perfecta para trabajar la inteligencia emocional y, sobre todo, muy entretenida para los niños.
Las papeletas de la comunicación
Esta dinámica es muy sencilla y se puede practicar en apenas unos minutos; eso sí, debemos ser constantes y aplicarla, al menos, una vez por semana. El ejercicio consiste en llenar un bote con papeletas con actividades que los niños suelen hacer en su día a día, tanto positivas como negativas. El niño sacará un papel y leerá la frase escrita; a continuación intentará reflexionar sobre ella, hablando acerca de cómo le hace sentir esa acción y profundizando en el por qué de esas emociones. Sin duda, una forma estupenda de que los niños tengan un espacio propio en el que puedan aprender a comunicar cualquier tipo de emoción que les pueda surgir en su día a día.
Formación específica: la clave del éxito
Al margen de todos los ejercicios para desarrollar la inteligencia emocional que, como padres, podemos practicar con nuestros hijos, es cierto que todo el proceso tendrá más y mejores resultados si contamos con algo de formación específica acerca del tema. Hoy en día, se pueden encontrar excelentes opciones, como el Título Experto en Inteligencia Emocional del Instituto Europeo de Psicología Positiva, con el que podemos profundizar en conceptos relevantes, llevar a la práctica lo aprendido con las herramientas más innovadoras y potenciar el interés y la motivación de los niños.
Así, estaremos contribuyendo también a mejorar la comunicación y la empatía en la familia, mejorar en la gestión y la resolución de los conflictos que puedan surgir o facilitar las relaciones sociales tanto dentro del núcleo familiar como fuera de él.
En definitiva, contar con una formación específica a la hora de desarrollar la inteligencia emocional en los niños puede ser una cuestión decisiva a la hora de obtener buenos resultados del proceso y darles a los niños todas las herramientas posibles para que puedan construir por sí mismos una buena salud emocional.