Está claro que los regalos originales y que son recordados son aquellos que llevan tiempo invertido y que están personalizados hacia la persona. Por eso, tanto para madres, padres o hijos es importante que un regalo sea pensado en exclusiva para la persona. Un regalo no tiene valor en sí, como elemento material, el valor se lo aporta el vínculo que pueda crear. Esto es importante que lo entiendan nuestros peques: valorar el apego emocional por encima de lo material. Para ello, os proponemos unos cuantos regalos personalizados que pueden ser perfectos para cualquier ocasión especial.
Ropa personalizada
Este clásico nunca falla. Hacer sudaderas personalizadas es una forma fácil y sencilla de acertar. Se pueden hacer sudaderas familiares, es decir, para cada miembro de la familia. Así se puede ir “uniformado”, siendo parte de un grupo. O se puede hacer una sudadera para uno de los miembros de la familia con una idea que sea íntima, algo que forme parte de la mitología de la propia casa.
Es difícil encontrar estas personalizaciones en ropa ya hecha. Siempre falta algo o el detalle no es exactamente como debería ser. Sin embargo, si personalizamos nosotros mismos, podemos hacer que sea un fiel reflejo de nuestro hogar. Todos en casa tenemos diminutivos o apelativos cariñosos, o una forma de llamarnos. Hacer una prenda con esta opción es una sonrisa asegurada. Por ejemplo, en un parque conocí una mamá que tenía tres hijos muy similares en edad y su forma de pasear por la calle era ir todos en hilera, para poder “controlarlos”. Siempre decía que era como mamá pato. Para el siguiente día de la madre, el regalaron una sudadera con un dibujo de una familia de patos y un rótulo que ponía mamá pato. La lucía con todo el orgullo.
Una manualidad por hacer
Aquí no proponemos hacer un regalo manual. Proponemos regalar la manualidad en sí. ¿Por qué? Porque cuando regalas la manualidad aún por hacer, lo que estás regalando es el tiempo que dedicaréis juntos a hacer esa manualidad. El tiempo y otros aspectos como la paciencia de hacerla, el aprendizaje, el disfrute y el recuerdo que queda para siempre en esa manualidad.
Así que es una propuesta fácil. Porque a veces no tenemos tiempo de hacer una manualidad para regalarla ya hecha. Una propuesta que también es hermosa y emotiva. Sin embargo, si regalamos la manualidad aún por hacer, estamos regalando la promesa del tiempo juntos para hacerla.
Una experiencia
Por supuesto, este regalo es el rey en cuanto a regalos emocionales se refiere para superar el apego de lo material. Si regalamos una experiencia estaremos desterrando por completo la importancia de lo que se puede comprar. A los niños y mayores les encanta. Al fin y al cabo, estamos regalando tiempo de disfrute, interés por un momento y gusto común, curiosidad hacia una experiencia nueva, aprendizaje y un sinfín de emociones que nada tienen que ver con el apego material.
Siempre se dice que los niños no recuerdan tiempo con sus padres, lo que recuerdan es tiempo de calidad. Por lo que, cuando pensemos en un regalo, pensemos en regalar esta calidad y en que ese regalo aporte ese tiempo invertido con cariño.