El juego como mediador para fomentar el movimiento expresivo en educación infantil resulta crucial, ya que a través de la expresión corporal conectamos el propio cuerpo con los demás. Por otra parte, los juegos de esta índole favorecen la toma de conciencia de los aspectos personales.
En resumen, los juegos que estimulan el movimiento expresivo permiten una estimulación psicofísica y cognitiva completa.
Veamos, a continuación, algunos juegos para estimular el movimiento expresivo en educación infantil.
5 Juegos para estimular el movimiento expresivo
El Ritmo musical
El juego del ritmo musical recaba experiencias que comparten los pequeños de manera integrada entre canto, danza y movimiento pero dando libertad en cuanto al ritmo y tiempos musicales que prefieran los niños. El mismo se puede realizar para niños desde los 6 años.
Cantidad de participantes: sin límites.
Materiales necesarios: Elementos de percusión como botellas, campanas, panderetas, tambores, maracas, etc. También se pueden añadir diferentes instrumentos musicales.
Dinámica del juego: se entrega a cada niño un material de percusión. Algunos pocos niños recibirán instrumentos.
El docente o coordinador ocupará el lugar de un director de orquesta, mientras que los niños serán quienes compongan diferentes canciones con los instrumentos dados.
Trascurrido cierto tiempo, se puede cambiar de instrumento musical o de elemento de percusión para que los niños experimenten la realización de otro sonido.
Opcional
Como una opción, el docente puede pedir que expresen sentimientos específicos: de felicidad, alegría, tristeza o enojo.
Gimnasia expresiva
Este juego se puede realizar con niños desde los 7 años en adelante. En esta oportunidad podrán participar hasta 21 niños/as.
Materiales necesarios: ninguno.
Dinámica del juego: se divide a los niños en equipos de 3 integrantes. Cada equipo programa una actividad específica que puede ser dada con anterioridad por el docente o bien la pueden escoger ellos mismos. Por ejemplo: saltar como una rana, giramos los brazos como si fuesen aspas de un molino, imaginar que son gatos e imitar su postura, etc. Adicional a esto, cada equipo recibirá un número.
Tras la orden de la docente y la mención del número del equipo correspondiente, el grupo deberá realizar los movimientos que escogieron anteriormente. El resto de los equipos deberá adivinar a qué movimiento corresponde. Si aciertan, ellos mismos deberán imitar dichos movimientos. Por el contrario, si se equivocan deberán efectuar el movimiento que el propio equipo escogió y realizar una secuencia de movimientos más, que tengan coherencia y que se realicen de manera coordinada entre los 3 participantes. La penalidad, para este equipo será que la segunda secuencia no podrán ensayarla, sino más bien improvisarla poniéndose de acuerdo minutos antes de cumplir dicha penalidad entre los integrantes del grupo.
Danza expresiva
Este juego se puede realizar con pequeños desde los 8 años de edad y con un máximo de 12 participantes.
Materiales necesarios: telas de todos los colores, disfraces pelucas y zapatos de diferente personas (preferentemente de adultos). Adicional a esto, se necesitará un reproductor de música con diferentes melodías movedizas.
Preparación del juego: se dividen los materiales (las telas, los disfraces, las pelucas y los zapatos) en diferentes lugares (postas) del aula o de un patio. Cada niño deberá acercarse a cada uno de estos lugares y escoger un disfraz o tela, una peluca y un par de zapatos.
El juego comienza cuando la docente pone a funcionar el reproductor de música y se escucha la primera melodía. La consigna es que cada niño, uno por uno y al ritmo de la música que escuche, se acerque al espacio donde están los disfraces, escoja uno y se lo coloque. Luego deberá hacer lo mismo con los otros espacios o postas, eligiendo una peluca y un par de zapatos. Todo ello debe realizarlo siguiendo el ritmo de la música que se oye.
En un determinado momento, la docente puede cambiar esta canción por otra. Para lo cual, los niños que se encuentren ya en el salón dirigiéndose a elegir los disfraces, pelucas o zapatos deberán cambiar la danza a fin de expresar corporalmente esta segunda canción.
Si el niño, escucha la canción pero no cambia sus movimientos, queda descalificado del juego.
Una vez que los pequeños hayan obtenido un disfraz, una peluca y un par de zapatos, deberán regresar al punto de origen siempre danzando al compás de la música.
¿Practicamos Tai Chi?
Este juego se puede realizar en niños desde los 8 años, siendo la cantidad ideal de pequeños entre 7 y 15.
Materiales necesarios: se necesitará un reproductor de música con canciones orientales.
Dinámica del juego: se pide a los niños que se coloquen detrás del docente o coordinador.
Comienza a escucharse la música del reproductor. A continuación, el docente dirá: “nos transformamos en grandes nubes que cruzan por el cielo”. Los niños deberán imitar el movimiento de grandes nubes.
Tras unos minutos, el docente volverá a decir: “ahora nos hemos transformado en árboles que mueven sus hojas por el viento”. Los niños deberán imitar dichos movimientos. También estos movimientos los debe efectuar el coordinador para ayudar a los niños.
Luego de unos minutos, el docente volverá a decir: “somos pájaros que vuelan entre las nubes y entre las ramas de los árboles, libres. Abran sus alas lo más que puedan”.
Con cada movimiento solicitado, se puede acompañar con un sonido específico. Por ejemplo, cuando los niños imitan el movimiento de las nubes, el docente puede pronunciar el sonido “Juuuu”, “shhh” para el movimiento de los árboles y “Piuuuu” para el movimiento de los pájaros.
¿Practicamos Yoga?
Para este juego se recomienda que los niños tengan 8 años como mínimo. El mismo se puede efectuar entre de 10 a 20 niños.
Materiales necesarios: colchonetas para que los niños puedan acostarse sobre ellas. También se puede quemar una barrita de sándalo y colocar algo de música funcional.
Dinámica de la actividad: el docente les explica a los niños que Yoga es una práctica milenaria y que, muchas de las posturas, reciben nombres de animales.
El docente explica que describirá cómo se consigue una postura, mientras que los pequeños deberán imitar la misma. Una por una, el docente explicarlas.
- Postura de la cobra. Los pequeños se acuestan boca abajo y elevan el tronco y la cabeza con ayuda de sus brazos. El abdomen se despega suavemente de la colchoneta dejando la parte inferior del cuerpo en reposo.
- Postura de la langosta. Es una variante de la postura anterior: se colocan las manos debajo de los muslos y se levanta el torso superior hasta el abdomen.
- Postura del gato enojado. Para esta postura, los niños deberán colocarse como si fuesen un gato (en cuatro patas). El gato enojado eleva el lomo (la columna de los niños) arqueando la misma de manera cóncava. Cuando el gato no está enojado, la columna se arquea de forma contraria (convexa). Esto otorga gran elasticidad a la misma.
Una vez descritas y realizadas estas tres posturas, se les pide a los niños que recuerden cada nombre ya que, a continuación, el docente dirá los nombres de las 3 posturas de manera aleatoria a fin de que los niños recuerden las mismas y las imiten una por una según lo que indique el docente.
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