Con una simple etiquetadora y unas etiquetas adhesivas se puede organizar y ordenar todas las carpetas, archivadores y otros objetos en habitación de niños y jóvenes en edades escolares. Aquí, algunas ideas para lograrlo.
Toda madre y padre que se precie de tal habrá discutido al menos una vez con sus hijos intentando que ordenen su habitación. Y todo hijo que se precie de tal, se habrá negado rotundamente.
Aunque ordenar y limpiar son hábitos que deben fomentarse desde muy tempranas edades, siempre llegará un momento en que los papeles, la ropa y los juguetes cubran buena parte de la superficie habitable de un hogar familiar.
Cuando los pequeños inician su escolarización y a medida que avanzan en ese camino, el problema se agrava, ya que son más y más papeles, libros y documentos que se acumulan inevitablemente en la habitación.
La única alternativa es acompañarlos y brindarles herramientas para que ordenar esos papeles no sea una tarea tediosa y vean los beneficios de tener estos objetos visibles, limpios y en un lugar identificable cada vez que lo necesiten.
Algunas ideas sencillas para que los hijos incorporen el orden a su vida
- Las rotuladoras y etiquetadoras pueden ser grandes aliados
Hay un lugar para todo y todo tiene su lugar. Pero, ¿Cómo saber cuál es ese lugar? Una etiquetadora permite identificarlos fácilmente: palabras como “juguetes”, “tareas”, “libros”, sobre ciertas cajas y archivadores, son capaces de obrar milagros.
Además, será una inversión muy redituable ya que puede utilizarse para colorar nombres en cualquier otro espacio de almacenaje de la casa y permite ir cambiando las funciones de las cajas y frascos cuando lo necesitemos.
- Nada más simple que una etiqueta adhesiva para identificar los espacios
Siguiendo el concepto de las etiquetadoras, las etiquetas adhesivas permiten señalar fácilmente el sitio donde debe ir cada cosa. Con solo despegar, escribir y pegar, se puede asignar sitios para cada papel u objeto.
Las etiquetas adhesivas se adhieren sobre cualquier superficie, por lo cual podemos utilizarlas en las estanterías, archivadores, carpetas, cajas y cajones sin problemas. Una vez que el niño o el joven descubra cuánto tiempo de búsqueda ahorra con unas simples etiquetas, querrá colocarlas en todo sitio.
- Ampliar y hacer accesibles los espacios de almacenamiento
Para facilitarles la tarea de poner en orden sus objetos y papeles, habrá que intentar disponer al máximo de espacios de almacenaje y que siempre estén a su alcance: no podemos pedirle a un niño que tenga ordenada su habitación cuando la mayoría de las estanterías están por encima del metro y medio.
Ganar espacio con cajones bajo la cama, colocar estanterías o cajones en algún rincón, colocar banquitos para que puedan llegar a lugares más altos, son algunas alternativas para hacerles más fácil el orden diario de su habitación y/o espacio de estudio.
- Sumar contenedores sobre mesas y escritorios
Muchas veces, los papeles y los objetos quedan sobre el escritorio o la mesa de estudio porque no existen espacios donde almacenarlos.
Los archivadores y cajas identificados con las etiquetas mencionadas en los puntos anteriores, permitirán tener siempre al alcance una alternativa para no dejarlos desordenados.
- Involucrarse con el ejemplo
Está comprobado que tanto los niños como los adultos, aprendemos más con ejemplos que con lecciones. Que los hijos nos vean acomodando y limpiando nuestras propias habitaciones, puede ser un método mucho más efectivo que un sermón para lograr que hagan lo mismo con la suya.
Método Konmari: una forma efectiva para ordenar papeles
La gurú del orden en el mundo contemporáneo, Marie Kondo, ha creado un método específico para poner orden a los papeles y documentos, que puede ser útil a la hora de guiar a nuestros hijos en esta tarea. Como casi todo lo que tiene que ver con el orden, el método Konmari se basa en dos premisas básicas: desechar y organizar.
En cada mudanza y en cada limpieza, descubrimos miles de papeles que realmente ya no es necesario conservar y con los que hemos estado conviviendo inmisariamente durante mucho tiempo. Por eso, periódicamente, hay que aprender a desechar. O en el caso de los papeles, reciclar y reutilizar.
La idea es trasmitirles a nuestros hijos que los únicos papeles que pueden conservar son los que están actualmente en uso (tareas, libros, etc.), los que son requeridos por un período limitado (apuntes de este año escolar, recibos de compras, etc.) y aquellos que, por alguna razón, deben ser conservados indefinidamente (documentos, cartas con valor sentimental, etc.)
Luego de desechar, organizar
Todo lo que pasa ese filtro, debe ser organizado. El método de KonMari los divide en dos categorías: papeles que deben guardarse y papeles que hay que encargarse
En cuanto a los papeles que deben guardarse, pueden ser de uso frecuente u ocasional. Esta separación ayudará a dividirlos en carpetas y archivadores.
Los hijos deben aprender a conservar aquellos documentos y papeles valiosos, como puede ser su DNI o pasaporte en cajas o cajones claramente identificados, pero disponer de archivadores y cajones más accesibles para aquellos papeles de menor importancia y uso frecuente.
La importancia del reciclaje
Siempre que hablamos de ordenar, también hablamos de reciclar. Pero cuando se trata de papeles, cartones y libros, la enseñanza de este hábito sobra especial importancia y es parte del aprendizaje de los hijos cuando estén ordenando.
Al enseñarles a reciclar o reutilizar una caja de cartón, cambiándole una etiqueta o forrándola, favorecemos el desarrollo de la conciencia ecológica, algo que debe estimularse desde la primera infancia. De esta forma, les estamos enseñando a reducir el impacto medioambiental y cuidar y respetar su medio.
Un niño que cuida su habitación, cuidará también el medioambiente, porque desarrolla un respeto hacia el espacio que lo rodea. Acompañarlos en este aprendizaje es mucho más valioso que insistir a que ordenen sin más. Se trata de trasmitir valores y, al mismo tiempo, conseguir un entorno más limpio, armonioso y agradable para todos.