Los viajes con niños son divertidos y emocionantes. Ellos en su inocencia ven con diversión casi todo lo que se les ponga enfrente y eso quiere decir que nosotros debemos actuar con responsabilidad. Viajar a México puede ser una experiencia increíble para toda la familia, pero hay que saber elegir muy bien el hotel donde alojarse.
Ciudad de México es uno de los lugares más turísticos de toda América Latina. Conocerla y recorrerla debería formar parte de los planes que todos tenemos para las vacaciones de nuestra vida. Y si vamos en familia, el plan es todavía mejor porque tendremos oportunidad de guardar los mejores recuerdos de este momento, al mismo tiempo que disfrutar con los seres que más amamos.
Para trabajar en todo esto, un aspecto indispensable es elegir un hotel que guarde todas las reglas de comodidad y que también sea un espacio apropiado para estar con los más pequeños de la casa. Además, se debería asegurar que esté dentro de las mejores zonas de Ciudad de México por temas de seguridad, diversión y acceso a servicios.
Y es que también se debe tener en cuenta que Ciudad de México es bastante grande y, para quien no la conoce, puede ser una tarea muy compleja moverse alrededor de ella. Así que es mejor considerar los aspectos claves que tocaremos en este artículo para asegurar el éxito en esta tarea.
El entretenimiento dentro y fuera del hotel
El entretenimiento es fundamental para los niños porque, a ciencia cierta, no saben estar tranquilos. Su interés radica en jugar y divertirse y un viaje debería ser sinónimo de esto sin líos. En cuanto al entretenimiento interno, vale la pena constatar que el hotel disponga de parque infantil, piscina y pistas deportivas.
Sin embargo, nadie viaja para estar encerrados, así que el entretenimiento exterior será el más relevante en todo este tema. En la zona de Polanco los hoteles son de muy buena categoría y, lo mejor, es que cuentan con una gran variedad de sitios de entretenimiento para toda la familia.
Por ejemplo, es posible contar con centros comerciales muy grandes donde poder jugar en algún centro infantil o comerse un helado. También está el bosque de Chapultepec, que es posible de recorrer, brindando a los pequeños un momento que puede ir desde lo deportivo a la exploración, algo que seguro les encantará.
Y si se quiere ir a otro barrio de la ciudad, es una tarea bastante sencilla porque por allí pasa el metro, por lo que se podrá planificar conocer algún otro lugar y estar allí en poco tiempo. El entretenimiento, al viajar con niños, se debe tener muy bien previsto.
Tranquilidad nocturna
Ciudad de México es, de por sí, una ciudad de mucho movimiento diurno, pero que tiene sus zonas bien diferenciadas en lo que respecta a lo nocturno. A la hora de elegir un hotel para quedarse con los niños, lo mejor es apostar por un espacio que sea tranquilo, donde todos puedan descansar a gusto.
Dentro de las mejores propuestas se encuentra Roma, que ofrece noches apacibles y días de diversión gracias a su cómodo acceso al centro de la ciudad. Aunque en muchas ocasiones los niños son poco amantes de la cultura y la historia, vale la pena saber que ésta es una zona con una gran variedad de museos y obras arquitectónicas que bien vale la pena conocer.
Otras zonas, como Condesa, destacan por una vida nocturna bastante movida con muchas opciones para bailar y tomar algunas copas. Pero quizás uno de sus principales atractivos sea la gran variedad de espectáculos nocturnos que se desarrollan a lo largo y ancho de sus instalaciones y que logran poner a bailar hasta al más tieso.
El caso es que aunque existe mucho movimiento artístico y bohemio, hay padres que preferirían tener a los niños un poco alejados de estos ambientes para asegurar que puedan dormir bien cada noche. No obstante, gracias al buen sistema de transporte de la ciudad, se podrá acceder desde casi cualquier lugar, bailar un rato y luego regresar al hotel.
Las habitaciones
El último aspecto que recomendamos revisar con lupa es el que tiene que ver con la calidad y comodidades de las habitaciones. Esto es fundamental para asegurar cubrir sus necesidades básicas y que estén bien contentos durante toda la estancia.
Lo ideal es considerar que se compartirá la habitación o, si se prefiere, se podría utilizar la modalidad de habitaciones que se comunican, o de varios ambientes. Algunos hoteles, en dependencia al tipo y el coste que tengan, disponen de snack-bar en cada habitación, por lo que los niños tendrán a mano sus dulces favoritos siempre.
Las dimensiones de la habitación también son importantes. En ocasiones éstas son muy reducidas, y con el mobiliario, los espacios para que puedan jugar se reducen casi al mínimo. Los que son padres saben de primera mano lo importante que es dejarles a los niños un buen espacio donde sentarse con sus juguetes favoritos y pasar el rato mientras mamá y papá se duchan y se arreglan.
A las habitaciones le acompaña el baño y es muy importante que éste tenga las condiciones adecuadas para estos pequeños visitantes. Más allá del lujo, lo que debe imperar es la seguridad, aunque si también tiene una bañera donde poder tomar un baño y puedan jugar de forma eventual, las preocupaciones serán mucho menores.
En la mayoría de los hoteles se ofrece comida en las habitaciones, por lo que en caso de que toque comer algo en la habitación, vale la pena considerar que ésta tenga algún lugar que les resulte cómodo a los niños para consumir sus alimentos. Con una mesa y una silla bastará, y la mayoría de las habitaciones las incluyen.
Viajar con niños requiere una logística mayor respecto a si lo hacemos solo los adultos, pero la realidad es que ver sus caras llenas de alegría por vivir nuevas experiencias y cambiar unos días de aire es algo que merece mucho la pena.