Según un estudio publicado por el Instituto Castelao, la edad promedio de iniciación del consumo tanto de drogas legales (alcohol y tabaco) como las ilegales, está en torno a los 14 años.
Gran parte del problema radica en que el alcohol o el tabaco son drogas socialmente aceptadas y legales, y en los jóvenes de temprana edad el consumo de éstas suele ser un medio de integración en un determinado grupo. Motivaciones como creerse más adultos que el consumo de estas sustancias les hace sentirse bien y en muchos casos vencer la timidez propia de la edad y actuar de una manera más desinhibida ante los demás.
El consumo de estas sustancias puede provocar graves problemas, como el bajo rendimiento escolar, la perdida de amigos, los enfrentamientos familiares o incluso llegando a los problemas legales.
Aún si el consumo es de manera esporádica, los daños también se pueden extender a la salud de los jóvenes, daños muy peligrosos, tales como el coma etílico, sobredosis, daños cerebrales e incluso la transmisión de enfermedades sexuales como el VIH.
Si estamos atentos a ciertas señales, podremos saber si nuestro hijo está consumiendo alguna de estas sustancias, por ejemplo la bajada en las notas repentina, las faltas a la escuela sin justificar, falta de interés por todo, cambio de grupo de amigos, abandono de actividades extra escolares tales como el deporte, etc.
Físicamente también hay ciertos comportamientos o cambios que deberán ponernos alertas, como el enrojecimiento de los ojos, cansancio permanente o lentitud en los movimientos.
En el caso de que tengamos dudas o información que nos hace vacilar, existen herramientas para llegar a algunas conclusiones, como sería un sencillo Test de Alcoholismo, con el que respondiendo unas sencillas preguntas podremos llegar a resultados más claros y saber si estamos ante un problema o no, y así, empezar a actuar.
Llegado el momento, ¿qué hacer si nuestro hijo está consumiendo? Ante todo, no perder la calma, intentar hablarle con todo el cariño y paciencia del mundo, y en cualquier caso, nunca está de más pedir consejo a algún especialista como psicólogo o pediatra.
Como todo en esta vida, ante este tipo de problemas a los que todos los jóvenes están expuestos, lo mejor es prevenir, teniendo una relación con nuestros hijos lo más cercana posible, y hablando del perjuicio que el alcohol, el tabaco y las drogas tienen en nuestra vida y nuestra salud.