Uno de los temas más complicados para los padres es tratar con los niños durante el proceso de divorcio. Sin embargo la realidad puede ser otra, siendo una situación que no afecte de forma tan grave a los más pequeños del hogar, ni en su desarrollo o aprendizaje, por lo que separarse de la pareja ya puede ser una solución para ofrecer una mayor calidad de vida a los niños.
El divorcio y el aprendizaje
Hoy en día los abogados de divorcios hacen más fácil la gestión del divorcio entre parejas, dado que buscan solucionar el asunto por los medios más rápidos y eficientes, reduciendo en gran medida lo traumático de la situación.
Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de los cónyuges es cómo puede afectar la finalización de su relación en el desarrollo y el rendimiento académico de sus hijos. Lo cierto es que un proceso de divorcio a veces es un mal menor en la vida de los niños, hasta necesario, dependiendo de la situación en la que vivan los padres.
La situación del divorcio siempre afectará a los niños de alguna forma, en mayor o menor medida, pero no siempre resulta una experiencia traumática que pueda causar grandes problemas en su rendimiento académico.
El divorcio de sus padres no provoca el problema en sí, sino los conflictos que existen entre los cónyuges durante el proceso de divorcio, que realmente son los causantes de los mayores traumas en los niños.
Si los padres llevan una relación o un divorcio con constantes discusiones, gritos, insultos y peleas, esto termina por afectar de manera negativa a la capacidad de aprendizaje de estos, dado que viven en un ambiente caótico y complicado que aumenta las posibilidades de fracaso escolar y ausentismo.
Al respecto, lo mejor es que los padres decidan gestionar su divorcio a través del mutuo acuerdo, una situación en la que ambos exponen los puntos más importantes del divorcio mediante un convenio aceptado por los dos, lo que provoca un menor impacto en el rendimiento académico de los niños.
De esta forma, los niños presentan menos problemas escolares, como poca concentración, conflictos con compañeros o maestros, o desinterés por estudiar, por ejemplo.
¿Qué deben hacer los padres?
Como padres es esencial ofrecer a los niños un espacio donde se sientan seguros y protegidos durante el proceso de divorcio, de esta manera podrán garantizar que su rendimiento académico no decaerá de forma negativa, permitiendo un correcto desarrollo y formación.
Lo primero es ofrecer una explicación de lo que ocurre, para lo cual se recomienda el uso de cuentos infantiles, ya que permiten una mayor comprensión de la situación a través de historias pedagógicas.
También se debe evitar hablar mal del cónyuge o culpable del divorcio frente a los niños, esto genera sentimientos de resentimiento hacia uno de los padres, lo cual puede perjudicar a su rendimiento académico.
Lo ideal es que entre la pareja divorciada exista apoyo mutuo y cooperación, así como decirles a los niños que la situación del divorcio no es por su culpa, dado que muchos niños piensan eso.
La presencia de los abogados durante un divorcio es de suma importancia, ya que esto no solo ayuda a los padres, sino también a los niños.
Con abogados profesionales se busca siempre el mejor acuerdo para ambas partes, de esta manera se invierte menos tiempo y dinero en el divorcio, lo cual permite a los padres disponer de más tiempo para estar con sus hijos.
De igual manera los abogados son capaces de ofrecer apoyo moral a los padres, dando herramientas para gestionar sus emociones, para que así puedan afrontar el divorcio de una mejor manera, evitando que los sentimientos fuertes que nacen al dejar a una pareja terminen por descargarse en los niños.
El divorcio es un proceso fácil de llevar con abogados expertos, gracias a esto los padres podrán tener la seguridad de hacerlo más sencillo para ellos mismos y los niños. En todo caso, es importante que actúen de la mejor manera, para que su rendimiento académico no decaiga.