La salud dental se aprende desde la infancia. Por norma general, un niño seguirá el ejemplo de sus padres, llegando a tener hábitos saludables si los mayores los tienen. Por ello, es tan necesario que los padres presten atención y se enfoquen en la salud dental de sus hijos.
Alrededor del mundo, son muchas las personas que creen que la salud dental infantil no tiene valor, puesto que piensan que los niños perderán esos dientes, y serán los definitivos los que deben aprender a cuidar.
Sin embargo, esta creencia puede llegar a crear inconvenientes importantes en los dientes de los pequeños, dañando incluso su dentadura definitiva y su posición ante el cuidado dental. Para evitar todo esto, a continuación se compartirán algunos consejos para que todo salga bien, y puedan tener unos dientes hermosos y sanos.
Visitas periódicas al dentista
Un primer paso importante es tener presente que, aunque los niños sean pequeños, las visitas de odontopediatria son importantísimas, puesto que este especialista será el que se asegurará de que todo se encuentre bien con los dientes del pequeño.
Además, puede llevar a cabo algunos procedimientos para mejorar la dentadura del niño, facilitando que pueda tener una vida más normal y que se sienta cómodo con sus dientes.
Entre los tratamientos que puede llevar a cabo, se pueden citar: sellado de fisuras en los dientes, aplicación de flúor, diagnóstico y tratamiento de problemas de posicionamiento de dientes y mordidas, pulpectomía, tratamiento de caries, entre otras.
Esto permitirá que cualquier problema que se presente con la dentadura de los niños, pueda ser corregido, protegiendo su dentadura temporal y su dentadura permanente al mismo tiempo, y así, creando el hábito de visitar al médico regularmente, aunque no se tengan problemas que se deseen solventar.
Cepillado tres veces al día
Los niños suelen comer golosinas y productos con azúcares procesados, que pueden ocasionar daños en sus dientes, por lo que el cepillado es fundamental, sobre todo, después de cada comida.
En cada sesión, el cepillado debe ser de 2 minutos, los cuales se pueden llevar de manera divertida con el uso de juguetes, como relojes de arena o muñecos, que puedan ayudar a que el proceso sea menos tedioso.
Este hábito después de las comidas permite que los niños puedan tomar las riendas de su salud dental desde muy pequeños, sabiendo lo que es bueno y malo para sus dientes, sin que nadie se los diga.
Cambiar el cepillo dental cada 3 o 4 meses
Este es un aspecto interesante, tanto para la salud infantil como para los adultos, dado que pocas personas prestan atención a esto. Los cepillos de dientes suelen llenarse de bacterias, las cuales pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, ocasionando que se presenten males dentales.
Por ello, se deben cambiar por unos nuevos cada 3 o 4 meses, permitiendo que las bacterias no sean un problema al momento de cepillar los dientes, y que se pueda hacer con cerdas bien definidas y en perfectas condiciones.