Desde el momento en el que se encuentran en el vientre, los bebés se están alimentando de una manera correcta o incorrecta, según los hábitos alimenticios de la madre. Desde el nacimiento y hasta cumplir su primer año, la alimentación es imprescindible para que gocen siempre de buena salud, de ahí su importancia.
La recomendación predilecta de todos los puericultores gira en torno a la importancia de la lactancia materna durante los primeros 12 meses de vida, a pesar de eso, la alimentación de un bebé gira alrededor de distintas variables, ya que no todas las realidades serán calcadas, de ahí que sea imprescindible comprender la composición correcta de la alimentación de un bebé, y más aún, de tener en cuenta algunos consejos para que esta alimentación sea saludable.
Leche materna
Se podría asegurar que una totalidad de los puericultores recomendará que la leche materna sea el único alimento de un bebé durante sus primeros 12 meses de vida. Primero, desde luego, será suficiente para alimentarlo completamente, aunque después sea necesario -dependerá de cada caso- complementar la lactancia materna con fórmulas lácteas o con dietas complementarias, según sea la recomendación de los especialistas.
La leche materna es un alimento inteligente, se amolda a las necesidades de los bebés, en calidad, aunque en cantidad llegará una etapa -en torno a los 8 y 12 meses- donde la saciedad no estará presente y la lactancia no se podrá realizar en mayor cantidad, por lo que se buscarán otras alternativas.
Fórmulas lácteas para bebés
Existen muchos tipos de leches infantiles, la mayoría de las que se fabrican forman parte de las fórmulas lácteas que se utilizan para complementar la alimentación de los bebés y suplir deficiencias nutritivas, por lo que podrían considerarse como fórmulas lácteas a base de leche de vaca pero enriquecidas.
Entre tanto, están las fórmulas lácteas especiales que están destinadas a los bebés que no quedan satisfechos con la lactancia materna -las mencionadas antes-; las fórmulas lácteas para bebés que sean alérgicos o sientan efectos nocivos con el consumo de leche de vaca en la producción de las fórmulas convencionales -las fórmulas para ese caso son en base a leches vegetales, como de almendras o de soja-; y finalmente están las fórmulas extensamente hidrolizadas, mal llamadas predigeridas, indicadas para bebés que padecen problemas estomacales y gastrointestinales complejos tras el consumo de leche materna o de lactosa a nivel general.
Las fórmulas lácteas no son recomendables como alimento principal, sino como complemento. Por eso, antes de ofrecerlas como alimento a los bebés, es necesario que un especialista recomiende su uso, ya que la lactancia materna por sí sola puede ser lo único que un bebé necesite para su desarrollo.
Dietas complementarias
A partir de los 8 meses, la mayoría de los bebés necesitará tener una alimentación complementaria, y no precisamente por falta de nutrientes o carencia en la asimilación de los mismos, sino sencillamente por una situación de crecimiento y saciedad.
Es ahí donde se deben elegir correctamente la alimentación para ellos, de manera que siga siendo saludable, pero a la par, que sea una alimentación nutritiva, fácil de preparar y atractiva para el recién nacido. Verduras, frutas o carne de cerdo, por etapas, a modo de ensayo y error, es lo que recomiendan los puericultores y pediatras, siempre cuidando que el consumo de azúcar -muy presente en algunas frutas- o grasas -en carnes-, no sea lo suficientemente elevado, porque podría ocasionar problemas que se mantendrían para el resto de la vida del bebé.
La alimentación de un bebé es fundamental para su desarrollo. Incluso, de la manera de asimilar tales alimentos desde su niñez, así lo asimilarán en el futuro. Por esta razón, es en esa etapa donde se debe incentivar una correcta alimentación, a la par de adquirir hábitos adecuados de hidratación y descanso, que de forma combinada, serán los pilares de la buena salud de los bebés.