La educación es un arte que requiere, además de mucha paciencia, de grandes dotes de comunicación. La irrupción de la tecnología en los hogares, y su uso desmesurado en niños, ha sacado de quicio a más de un padre bondadoso y compasivo. Y a fin de evitar el impulso, adueñándose del temple que confiere el autoconocimiento, los principios del coaching aplicados en familia pueden ser un gran alivio.
¿Qué es eso del coaching?
Es un hecho que una mayor proyección sobre uno mismo es útil para gestionar tanto el trato intrapersonal, como las relaciones interpersonales. Conocer plenamente las propias aptitudes y tener la perseverancia y la dedicación de explotarlas atrae grandes ventajas de liderazgo y autogestión. Una actividad que, bajo el término coaching, no tan sólo es útil para optimizar las capacidades de uno mismo. Sino también para saberlas proyectar sobre las relaciones tanto laborales, educativas y empresariales, como grupales y en familia.
En esencia, el coaching consiste en un proceso de fomento de las habilidades de liderazgo y comunicación que, a su vez, repercutan en el autoconocimiento, la fluidez y la posición de uno mismo para con su entorno. En su contexto familiar, el coaching es utilísimo como medio para mejorar las relaciones de todos los miembros de la familia, especialmente de la mano de los padres. Acceder a un curso coaching, como el ofrecido por Crearte Coaching, implica mejorar la calidad de vida y reforzar un desarrollo personal y profesional ejemplar. Aptitudes relaciones útiles y claras cuyo traslado a la familia se traduce en grandes ventajas.
La identificación de las contrariedades de uno mismo y su posterior mejora puede ayudar a resolver problemas de comunicación en familia, tales como la paciencia, el punto de vista o el respeto. Desde la posición acreditada de mentor al finalizar un curso Experto en Coaching, para efectivizar las dotes comunicativas en la intimidad y en la vida misma. Una vía para crearse a uno mismo de nuevo con el propósito de alcanzar el éxito personal.
Mejorar personal y profesionalmente
En un curso de coaching, el objetivo del coach o mentor es el de integrar lo aprendido de forma práctica a fin que el individuo, apoyado en sus propios recursos y aptitudes fortificadas por la motivación, alcance sus metas por sí mismo. En palabras más llanas, se trata de crecer y mejorar personal y profesionalmente con el subyacente fin de transmitir dicha metamorfosis a otros que deseen seguir el mismo camino. Echando mano de unos resultados empíricos de cuya experiencia se extraerá la sabiduría suficiente como para hacer del coaching un modo de vida.
El Curso Experto en Coaching ACTP y ACSTH de Crearte Coaching, contando con 350 horas de formación, persigue combinar los ingredientes básicos para convertir al alumno en coach profesional. Mediante sesiones en grupos reducidos y supervisión individualizada de los progresos, la utilidad de este curso no radica exclusivamente en dedicarse profesionalmente al coaching. Sino en hacer de él un modus operandi para afrontar la vida y mejorarla las competencias personales y profesionales frente a ella.
En su aplicación en familia, el coaching sirve para atender a sus desequilibrios y hallar los métodos que estabilicen su estructura. Recostados sobre los pilares de la voluntad, valores como la empatía, la comunicación y expresión de los sentimientos se convierten en armas para combatir las oscilaciones de la familia. Y es que la educación, más abierta, pero compleja a lo largo del tiempo debido a las variaciones de la conducta familiar y social, como la presencia tecnológica en su vida diaria, requiere de más información adquirida. Tanto a niveles personales de adultos y pequeños, como en qué medida deben sucederse los hábitos recreativos.
Los niños y la tecnología: Consideraciones educativas
La tecnología del entretenimiento ha irrumpido en los hogares con una fuerza casi irreductible. Lejos de querer ahuyentarla como un problema, es preferible que las familias la incluyan en su vida diaria bajo ciertas condiciones. La fascinación que un niño siente por una pantalla es innegable. Y, por supuesto, familiarizarse con la era digital, que es a la que pertenece, es crucial para su desarrollo educativo y, más tarde, profesional. No obstante, la limitación de su uso para evitar conflictos y carencias es tarea fundamental de la educación doméstica.
El uso tecnológico en los más pequeños es una fantástica fuente de conocimiento. No obstante, su excesivo uso puede malograr las aptitudes de los niños. Es preciso marcar una buena frontera entre la necesidad tecnológica y su uso responsable. Una supervisión que recae firmemente sobre los padres, quienes mediante el buen juicio deben dibujar los límites horarios más adecuados para el uso de la tecnología en el hogar. Está demostrado que el ocio virtual puede repercutir negativamenteen el desarrollo de su imaginación. A su vez, la tecnología es buena para el desempeño de otras aptitudes, como la resolución de problemas y los ejercicios mentales.
Límites, pero a través de la comunicación
Los videojuegos actuales no tienen nada que ver con lo convencional de los videojuegos de antaño. Internet forma parte de su entraña y, por dicho motivo, la compra de extensiones del juego mediante pago electrónico es una constante de su naturaleza. Similares a los juegos de azar, la dependencia psicológica que establecen, incitando a gastar dinero para jugar más, puede repercutir negativamente en los más pequeños. La supervisión paternal, por ende, se convierte en una necesidad apremiante para evitar que los niños sucumban a las patologías que la dependencia virtual podría generar. Por ello, la mesura debe venir por parte de los padres.
Como muchos otros aspectos de la vida moderna, la educación también ha cambiado enormemente con el paso de los años. Si bien anteriormente los hijos se trataban desde la disciplina y los valores tradicionales de la obediencia, hoy en día todo cuanto pueda ser comunicado y debatido es esencial para el equilibrio familiar. En el caso de la tecnología, por ejemplo, arrancarla de las manos de los hijos tan sólo desembocaría en una rabieta y un largo rato de mal humor infantil. Saber proyectar correctamente las lecciones de vida o los consejos de padre a hijo es esencial para su educación y su entendimiento. Y hacerlo, por ejemplo, desde los principios del coaching, una decisión acertadísima.