Yo trabajo en el primer ciclo de educación infantil, el que acoge a niños de 0 a 3 años y año tras año me doy cuenta de que hay algo que preocupa especialmente a los padres y es que sus hijos no comparten. Cuando me preguntan, intento explicarles un poco acerca del desarrollo infantil y cómo los niños pequeños, de estas edades no es que no quieran compartir, sino que no pueden.
¿Quieres saber cuáles son las razones por las que los niños pequeños no comparten?
Imaginaos la escena, un niño va al parque montado en una moto de juguete, llega allí y la deja para ir a jugar al tobogán, la moto atrae la atención de otros niños que pronto se acercan y quieren utilizarla.
– ¡mía!, ¡no!, ¡es mía! Grita el niño.
-¡pero si no la estás utilizando! Dice el adulto que le acompaña, ¡vamos a dejársela un ratito a este niño, hay que compartir!
Si tenéis niños pequeños, ¿os imagináis como continúa la historia?
Para comprender por qué el niño” no quiere compartir”, os voy a explicar algunas de las características del desarrollo del bebé y del niño pequeño para podernos dar cuenta de por qué el niño no entiende qué es eso de compartir:
–Egocentrismo infantil: Piaget descubrió que la etapa que comprende de los 2 a los 5 años, se caracteriza por el egocentrismo intelectual ¿eso qué quiere decir? Que el niño construye el mundo sólo a partir de sí mismo, interpreta el mundo bajo su propia perspectiva, todavía no entiende que los demás tienen puntos de vista diferentes al suyo. Esto puede observarse en el tema de compartir, en el de las rabietas… el niño no comprenderá que el otro también quiere utilizar el mismo objeto que él, lo interpreta sólo desde sí mismo, lo que quiere y necesita él. No entenderá que el otro llora o está triste porque quiere lo que él tiene.
–Ausencia de Teoría de la Mente: Esta es la capacidad humana de comprender nuestra mente y la de los demás, ir más allá de lo que vemos para poder explicar las conductas (ponernos en el punto de vista del otro, la manipulación, el engaño…) esta capacidad no se consigue hasta aproximadamente los 4 o 5 años, así que el niño no va a entender que el otro sólo va a utilizar su juguete “un ratito”.
–El otro y la socialización: el bebé y el niño, al principio, juegan “en paralelo” ¿esto qué quiere decir? Pues que aunque compartan espacios de juego, no hay interacción entre ellos, ni se necesitan para el juego, cada uno está centrado en su propia actividad sin tener en cuenta lo que hace el otro. No es hasta los 2 – 3 años o incluso más adelante, cuando empieza a incluir “al otro” en su juego. Así que el niño no quiere jugar con el otro niño a pasarle a pelota, ni establecer turnos en su juego, en todo caso, quiere compartir esos momentos con su figura de referencia.
-El niño pequeño vive en el presente, no comprende el futuro, así que, por mucho que le expliquemos que el juguete se lo va a devolver el otro niño, que lo va a tener sólo “un ratito”, que sólo se lo dejamos… el no puede anticipar y comprender el futuro de la misma forma que nosotros lo hacemos.
-Su lenguaje y el uso del “yo” y los pronombres personales: el niño primero se descubre a sí mismo y por eso aparece el YO en su lenguaje, después descubre que existen los otros y aparece el TÚ y más tarde es capaz de hablar de él y del nosotros. Esto nos demuestra que en estas primeras etapas todavía está descubriéndose a sí mismo y no puede pensar en “los otros”.
– El cerebro del ser humano va madurando de abajo hacia arriba, de adentro hacia afuera y de detrás hacia adelante. La parte emocional del cerebro es de las primeras en madurar (esta parte estaría situada en el centro del cerebro) por eso los niños pequeños son tan impulsivos y emocionales. Pero las zonas que sirven para autorregularse, para pensar las emociones, para controlarlas, para empatizar… zonas de lo que solemos denominar “inteligencia emocional” se sitúan en la parte más externa del cerebro, en la corteza y tardan más en madurar.
Si conocemos cómo es la mente infantil, veremos cómo no suele ser habitual que un niño comparta sus pertenencias con otros niños, habrá niños que lo harán, pero otros que no y de esta forma podremos comprender que es totalmente normal.
¿Qué podemos hacer?
Los adultos enseñamos mucho más a los niños con lo que hacemos, con nuestros actos que con lo que les decimos a través de las palabras. Así que aunque comprendamos que es normal que los niños pequeños no quieran compartir, podemos ser su ejemplo. Si ellos ven que nosotros compartimos (nuestras pertenencias, no las de ellos), cuando llegue el momento, ellos compartirán.
Aunque quizá nos sorprendamos al observar que los adultos no solemos ser tan generosos con los desconocidos como queremos que sean nuestros pequeños.
Conozcamos el desarrollo infantil, seamos ejemplo y estaremos plantando las semillas para el futuro.
Laura Estremera Bayod
Maestra de audición y lenguaje, Técnico superior en educación infantil, autora de Criando.
Página de facebook: https://www.facebook.com/actividadesparaguarderia
Blog: www.actividadesparaguarderia.blogspot.com
Puedes descargarte mi libro Criando gratuitamente: http://www.bubok.es/libros/245841/CRIANDO
Más artículos que te pueden interesar:
- Abn matematicas.
- Reglas de ortografia.
- Actividades conciencia fonologica.
- Problemas de logica matematica.
- Fábula corta del gato.
- Porcentaje para primaria.
Muy interesante. Deseo orientsrme mas.