Enseñar a los niños a relacionarse con su entorno, respetando a todos los seres vivos que comparten con nosotros este mundo, es una de las tareas más emocionantes, y a veces complicada, que como padres y educadores se nos plantean.
Nuestro propio mecanismo natural de superviviencia nos conduce a clasificar las cosas, situaciones que enfrentamos en la vida y seres vivos que nos rodean, en dos grupos bien definidos: lo malo y lo bueno.
Lo malo es todo aquello que amenaza nuestra vida, que pone en riesgo nuestra salud e incluso aquello que se escapa a nuestro entendimiento (si no lo entendemos lo metemos en el grupo de lo peligroso, indeseado o malo, por si acaso).
No todo lo ‘peligroso’ es ‘malo’
Llevados por la idea de que lo peligroso es ‘malo’ no es difícil que los niños desarrollen aversión y/o miedo irracional a ciertos animales.
Las picaduras y mordeduras de los animales pueden provocar episodios ciertamente traumáticos en los niños.
Pensemos que siempre es más útil enseñar a los pequeños a conocer y respetar a estos animales (para poder evitar esas ‘agresiones’ en la medida de lo posible) que desarrollar en ellos un miedo patológico hacia estos.
El primer paso para ello consiste en hacerles entender que los animales, todos, actúan como les dicta la ley de su naturaleza y que no hay maldad intrínseca en su forma de actuar, sino simplemente… instinto de supervivencia.
Animales con ‘mala prensa’
¿Quién no odia (aunque sea un poquitín) a las cucarachas, a las ratas, a las arañas venenosas o a las serpientes? Poca gente.
Los tenemos catalogados como animales inmundos: impuros, sucios, traicioneros y sibilinos.
Es fácil que quedemos paralizados al verlos. Aterrados y sin una pauta racional que seguir ante ellos.
Y esa reacción irracional, que llevada a casos extremos nos ubica en una ‘fobia’ que puede acarrearnos graves problemas, se debe en buena medida a la falta de información y a la deficiente formación que hayamos podido recibir sobre estos animales y su comportamiento.
Animales de los que, por cierto, podemos aprender cosas realmente sorprendentes e increíbles.
El mensaje, por tanto, sería: si has recibido una picadura de pulga mientras dormías, no estigmatices u odies a este animal. Aprende a conocerlo. Hay una explicación racional a su comportamiento y entendiéndola podrás evitar que esto vuelva a ocurrir.

Decálogo básico sobre los animales ‘peligrosos’
Nos atreveríamos a destacar 10 mensajes que, como punto de partida, razonablemente podrían contribuir a que los niños entiendan, acepten y respeten la naturaleza de esos animales que pueden llegar a hacerles daño:
- Los animales no conocen la maldad. No hay animales ‘malos’. Todos actúan conforme a su naturaleza, de manera ‘inocente’.
- Solo hay dos motivos por los que un animal puede hacernos daño: por miedo o por hambre.
- Los animales pueden percibirnos como una amenaza, así que debeos evitar acercarnos a animales que no son capaces de reconocernos.
- La reacción inmediata de la inmensa mayoría de animales (no domésticos) al vernos será la de huir y ponerse a salvo.
- Cuando corres asustado, manoteas al aire o gritas de miedo, puedes estar asustando, o provocando, al animal que tienes enfrente y eso puede desencadenar una acción de autodefensa por su parte. Mantén la calma, ante todo.
- Algunas cosas que inconscientemente hacemos pueden atraer a estos animales hacia nosotros. Aprende cuáles son, para evitarlas (por ejemplo, no dejes basuras o restos de comida a tu alrededor, evita ciertos olores, etc)
- Toma medidas de protección si te internas en ‘su’ territorio: botas, pantalón largo, guantes, gorra, repelente de insectos…
- No te acerques en exceso al nido o guarida de un animal. Si invades su territorio y te percibe como un ‘peligro’… tendrá que defenderse.
- Toma medidas para evitar que entren en casa: coloca mosquiteras, cierra ventanas o grietas, mantén limpia la casa, vigila que tus mascotas no sean el ´transporte’ que utilizan para entrar en tu hogar…
- Cuando un animal te ataca está haciendo lo que cree que debe hacer y no puedes culparle por ello.
No hay animales buenos y animales malos o malvados. De todos los animales podemos aprender algo. Son un ejemplo de adaptación al medio en el que viven y todos ellos son imprescindibles para mantener el delicado equilibrio de nuestro planeta.
Educando a los niños en su conocimiento y facilitándoles información que ayude a evitar los riesgos que pueden suponer para nuestra salud, estaremos actuando en beneficio de todos.
© 2018 Niños y animales. Escuela de padres Educapeques
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