Neurociencia y educación
Esta disciplina se encarga de los procesos de lectura, atención, cognición numérica u otras patologías que se pueden hallar en el aula tales como la dislexia, discalculia, disgrafía, TDAH, etc.
¿Cómo se relacionan neurociencia y educación?
La neuroeducación es la disciplina que resulta de combinar neurociencia y educación no es una metodología educativa ni siquiera una educación, y tampoco es una solución mágica para resolver todos los problemas en la docencia.
Esta materia, simplemente, ayuda a que los profesionales de la educación entiendan mejor el aprendizaje y descubran que algunas acciones de la pedagogía pueden resultar útiles en determinadas circunstancias y otras no tanto.
Con la neurociencia educativa lo que se pretende es comprender mejor el proceso educativo, para adaptarlo a cada realidad, pero esto no significa que con ella se obtengan respuestas para todo, pues las preguntas siguen superando a las respuestas.
Como aliado de la educación, la neuroeducación ayuda a conocer más a fondo el cerebro pues, al fin y al cabo, cómo aprendemos, nos sentimos, nos relacionamos y vivimos depende en gran medida del cerebro y el sistema nervioso central.
La neurociencia permite estudiar cómo aprende el cerebro, por qué cada cerebro aprende a diferentes ritmos y con metodologías diferentes y cuáles son las claves para mejorar la forma en la que se enfocan los procesos de enseñanza – aprendizaje.
¿Cómo aplicar la neurociencia en el aula?
A continuación veremos algunas sugerencias:
Todo proceso de aprendizaje lleva su tiempo
Es preciso que el niño o niña realice los ejercicios (deberes escolares) con constancia durante un tiempo prudencial. No necesariamente esto debe indicar deberes de forma constante pero sí periódicos, poco servirá que el niño pase el sábado y el domingo sin ninguna actividad porque esta es la razón por la que comenzar la semana cuesta mucho más para ellos. Por esto es conveniente pensar en un aprendizaje más extenso en el tiempo, no tan intenso pero sí durante los 7 días de la semana.
Tener en cuenta los cambios climáticos de cada comunidad o sociedad
En muchas partes del mundo, los niños están acostumbrados a despertar muy temprano y luego realizar un pequeño descanso luego del almuerzo. Es importante que, si queremos incluir la neurociencia al ámbito de la educación, este tipo de modificación se tengan en consideración así como también los cambios climáticos (nevadas intensas, inundaciones o sequías) donde cada pueblo o región va modificando su día a día en función del clima donde habita.
De este modo la educación podrá ser más efectiva puesto que estará en sintonía con las costumbres y con el reloj biológico de cada niño.
Utilizar el aprendizaje natural
Con este punto queremos hacer hincapié en la utilización del medio ambiente para la conexión del aprendizaje basándose en conocimientos previos.
Creemos conveniente que cada programa de estudio se adapte a una región determinada y no ya a un programa pensado a nivel macro (país o estado) puesto que cada niño tienen vivencias, experiencias y percepciones diferentes de la realidad.
Sería conveniente explotar el potencial que cada uno posee para la creación de un programa que se adapte a cada región o ciudad en particular.
Tener en cuenta los horarios del aprendizaje
Según ciertas investigaciones se ha intentado, por ejemplo, modificar el horario de ingreso a clases para los adolescentes.
Es sabido que el reloj biológico de los adolescentes se activa por las noches. Por esta razón enviar a un adolescente a las 7 de la mañana a clases, equivale a despertar a un adulto a las 4 de la mañana.
Siguiendo con este ejemplo se ha podido determinar que a partir de las 23 horas los adolescentes comienzan a producir melatonina, hormona del sueño y ésta producción se detiene a las 8 de la mañana. Por esta razón, antes de esta hora no sería prudente comenzar con su enseñanza escolar.
Neurociencia y educación ¿Cómo aplicar la neurociencia en el aula? Clic para tuitearNeurociencia y aprendizaje de las matemáticas
Cada pensamiento que consideramos y cada cálculo que realizamos, es resultado de la activación de circuitos neuronales especializados que están implantados en nuestra corteza cerebral.
Las construcciones matemáticas se originan en la actividad coherente de los circuitos cerebrales, y de los millones de otros cerebros que nos precedieron, de donde proceden las herramientas aritméticas actuales.
¿Cuántos hemos escuchado, soy malo para las aritméticas, no sirvo para los números, nunca entendí esas operaciones, no se me dan bien estas cuentas?
Todas esas creencias se han asentado, progresivamente, en la mente de muchas personas y recalcan la importancia que tienen las afirmaciones previas y la inteligencia emocional en el aprendizaje.
Tenemos la facilidad de bloquearnos a nosotros mismos con ideas que se nos vienen enseñando a lo largo de la vida desde el nacimiento y que vamos transmitiendo de generación en generación.
Este rechazo guarda una relación directa, con una enseñanza basada en infinidad de cálculos mecánicos que limitan el proceso intelectual creativo del niño y en una representación de la terminología incomprensible para él.
¿Tiene el niño capacidad innata para los cálculos?
Los niños pequeños tienen conceptos sobre estimaciones y operaciones aritméticas básicas, aún sin hablar, distinguen numéricamente entre unos pocos objetos, en forma similar a como lo hacen algunos animales como los chimpancés.
El sentido de la cantidad es una característica innata que compartimos con los primates, mientras que el pensamiento numérico simbólico y verbalizado, es una característica adquirida que aparece con el aprendizaje y es exclusivo del ser humano.
Gracias a los estudios de la neurociencia se ha podido constatar que el error en la escuela es enseñarles a los niños que la matemática es muy complicada. Si basáramos las matemáticas en intuiciones, que ya están presentes en el cerebro del niño, podríamos ayudarles a que las disfruten. En las aulas se deben facilitar procesos de resolución alternativos que fomenten los razonamientos creativos.
¿Qué dice la neurociencia sobre de las matemáticas?
No hay buenos ni malos estudiantes: el cerebro ha demostrado tener una increíble capacidad de aprender y reaprender, y por eso no debemos pronosticar el éxito o fracaso de nadie. Acompañar es fundamental, para que no sienta un fracaso.
Lo que se recomienda es que, tanto en casa como en el aula, se planifiquen experiencias multisensoriales, intentando emplear diferentes recursos para presentar la información de forma atractiva y lograr favorecer el aprendizaje. Las experiencias que nos permiten percibir el mundo a través de nuestros sentidos admiten que el aprendizaje sea mucho más significativo.
Un cerebro motivado siempre va a absorber el aprendizaje que se le quiere hacer llegar. En todo proceso de enseñanza – aprendizaje las emociones son las protagonistas, puesto que el estado emocional condiciona fuertemente el funcionamiento del cerebro.
El estado de ánimo del niño puede modular las funciones cerebrales superiores (lenguaje, toma de decisiones, memoria, percepción, atención) determinando la adquisición de nuevos conocimientos.
La mejor forma para prevenir y combatir las opiniones negativas de los alumnos sobre las operaciones numéricas es vincular su aprendizaje a situaciones concretas de la vida real, y no a conceptos abstractos.
La mayoría de los niños están encantados de aprender las ciencias numéricas cuando se vincula su conocimiento a situaciones cotidianas y se resaltan sus aspectos divertidos.
Los números poseen un significado para nosotros, como lo tienen las palabras, y en los dos casos aprovechamos nuestras capacidades innatas para ir desarrollando esta comprensión.
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Excelente, felicitaciones por compartirnos conocimientos q nos ayuda a educar correctamente de acuerdo a las necesidades y el ambiente en que viven los estudiantes de hoy en dia. mi correo es :
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Hola buenas noches, soy profesor de secundaria del Área de ciencias sociales, me ha parecido muy importante este articulo, sobre todo paseando aprendemos, la educación tradicional hay que romperla y hay que salir ha conocer, desarrollar una sesión de clases fuera del aula es muy buena y reconfortante.