Los niños desde que son muy pequeños ya van expresando ciertas actitudes que denotan cómo será su carácter, y existen grandes diferencias entre niños que tienen buen humor, son simpáticos y accesibles, de aquellos otros que son más malhumorados, los que consideramos que tienen mal genio.
Un estudio realizado por el profesor de psicología y experto en emociones Joseph Forgas en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, intenta mostrar a través de una serie de experimentos para manipular el estado de ánimo de los participantes a través de películas y recuerdos, que el mal humor ayuda a pensar de forma más clara, y a tomar mejores decisiones.
El mal genio en los niños es signo de inteligencia
Con lo cual, en el caso de los niños que tienen mal humor podría ser una señal de que poseen o están desarrollando un coeficiente intelectual más elevado. Tal y como demuestra el estudio las personas malhumoradas tienen una mejor capacidad para resolver situaciones complicadas ya que su cerebro promueve estrategias de procesamiento de la información más adaptativas.
Al parecer, un estado de ánimo más próximo al enfado puede incrementar la memoria. Y puede también, incrementar la capacidad de argumentar, ya que las personas más negativas son más críticas y se cuestionan más todo lo que ocurre a su alrededor, con lo cual deberían tener que encontrar mayores argumentos para explicar el porqué no aceptan las cosas como todos los demás.
Sin embargo, confirmar que el mal humor en los pequeños es un signo de inteligencia ello no quiere decir que tanto padres como educadores no deban controlar en determinadas situaciones malas contestaciones, exabruptos y pérdida del autocontrol. Un mal humor excesivo o mal genio, al contrario de lo que demuestran los estudios, no puede ser nunca positivo para los niños, ya que pueden ocasionarles serias dificultades de socialización y de adaptación.
Entonces, si bien parece complicado, debemos dejar ser a los niños que muestran un humor más agrio o un estado de ánimo más enfadica. Y debemos dejarlo ser por dos razones, la primera, porque es parte de su carácter y debemos respetarlo al igual que respetamos y festejamos las gracias de niños que son más extrovertidos. Y la segunda razón es, porque él está pensando y desarrollando un pensamiento más reflexivo.
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