Probablemente estemos todos de acuerdo en que la etapa de la adolescencia ha sido en nuestra vida una de las mejores, a la par que una de las más complicadas.
Durante la adolescencia nos enfrentamos a transformaciones no sólo físicas, intelectuales y cognitivas, sino también a una serie de cambios a nivel psicológico, de personalidad e identidad, que repercuten de forma significativa en las relaciones que los adolescentes establecen con los demás. Tanto con sus amigos y amigas como con sus padres y madres, o profesores y profesoras.
Si bien es cierto que, por un lado, las relaciones sociales con los amigos y con el grupo de pares pasa a ser el centro vivencial por excelencia de la etapa adolescente, generando casi siempre, relaciones y situaciones gratificantes. Sin embargo, por otro lado, las relaciones con los padres y madres, e incluso con otros adultos, se pueden volver más tensas y complicadas.
Límites con hijos adolescentes
La relación de un hijo adolescente con sus padres y madres tiene como eje central la discusión sobre las normas que para los adultos deben cumplirse, frente a la necesidad de los adolescentes de querer tomar sus propias decisiones, y de no querer tener ningún límite en su camino hacia la búsqueda de la autonomía y conformación de su propia personalidad.
Ahora bien, como deben los padres y las madres establecer límites?. Se pueden negociar?. Es bueno negociar todos los límites con los hijos adolescentes?
En primer lugar, sí, se pueden negociar algunos límites con los adolescentes. Abrir negociaciones, debates y discusiones con ellos les permitirá sentirse escuchados, ver que sus opiniones son tenidas en cuenta. Podrán exponer razones y necesidades, y podrán así los padres y madres afianzar la confianza con ellos.
Con lo cual, es fundamental para poder negociar límites con los adolescentes que los padres y madres, antes de prohibir sin más e imponer su autoridad, sean capaces de proporcionar las razones que justifiquen las decisiones. De esta forma, se pueden evitar actitudes de enfado e ira propia de los adolescentes cuando les dicen que NO, sin más.
Cada familia podrá establecer los acuerdos y pactos que considere, con respecto a horarios, salidas, amigos, prevención de conductas de riesgo (drogas, alcohol, sexualidad), uso de las tecnologías, estudios, etc. Pero será siempre fundamental el dialogo, la comunicación y la información sobre todos estos temas, los padres y madres no deben temer a poder hablar de todo con sus hijos, aún sobre aquellos temas que puedan parecer más incómodos.
Como vemos, sí es posible poner límites a nuestros hijos adolescentes negociándolos con ellos. Pero también debemos tener siempre presente que no puede ser así en todas las situaciones, ya que llegar a determinados acuerdos y pactos no significa que todas las circunstancias puedan ser negociadas. Los adolescentes no deben perder de vista que los adultos son los padres y las madres, y que existirán determinadas decisiones que recaerán solamente en la autoridad de los adultos.
Entonces, las claves fundamentales para establecer límites a los hijos/as adolescentes negociándolos con ellos y no imponiéndoselos de forma unilateral, es en primer lugar tomar la iniciativa para hablar sobre ello. En segundo lugar, escucharlos siempre con atención, respeto y generándoles confianza para poder hablar libremente.
Y en tercer lugar, y no por ello menos importante, demostrarles afecto y cariño siempre. Ningún límite puede ser sentido como tal, si se establece sobre la base del dialogo y el amor, y se justifica sobre la necesidad de la protección que un padre y una madre deben darle a sus hijos.
Cómo negociar los límites con los adolescentes sin morir en el intento Clic para tuitear