¡Deja la crítica! Estrategias para dejar de usarla con uno mismo y con nuestros hijos

la crítica a laos niños

Como padres, es normal cometer fallos, tener dudas respecto a si lo estamos haciendo bien o no o terminar actuando diferente de lo que habíamos pensado, pero a menudo, estas dudas o fallos se transforman en crítica, crítica hacia uno mismo.Dentro de nosotros surge una voz, a modo de juez, que nos dicta que es lo correcto o incorrecto, lo que deberíamos hacer y no hemos hecho y suele exagerar las consecuencias de nuestros errores.

Y es que todos albergamos en nuestro interior una imagen idealizada acerca de lo que debería ser un buen padre, una buena madre y la crítica surge cuando nos estamos comparado constantemente con esta imagen creada, la cual choca continuamente con nuestra forma real de ser.

Un p/madre que es muy crítica consigo misma, lo será también con las personas con las que se relaciona, especialmente con aquellos a quienes quiere más y por lo tanto espera más de ellos, como los hijos.

La crítica, nuestra enemiga

La crítica surge de nuestro interior, de un pensamiento que corresponde a unos ideales rígidos, que muchas veces no se corresponden con la realidad y lo peor que nunca alcanzaremos.

El objetivo de la crítica es hacernos creer que un buen padre o un buen hijo debe saberlo todo y hacerlo todo a la perfección. ¿Y qué verdad hay en esto? Ninguna.

Si observas bien el pensamiento crítico suele hacer descripciones absolutistas, negativas y catastróficas. Usa términos como “nunca” “siempre”, “es intolerable”, “ya estás otra vez” “deberías”

Además, el pensamiento crítico:

  • Sólo se centra en los fallos
  • Está comparando constantemente
  • Es intolerante
  • No acepta la propia identidad
  • Genera frustración constante
  • Merma la autoestima

 

Estrategias para acabar con la crítica

Podemos reconocer que la crítica es algo negativo, pero a veces nos es difícil acallar esas voces que nos impulsan a criticarnos a nosotros mismos o a los demás.

Es como si el deseo por criticar saltase en automático al primer fallo y sin darle permiso se adueña de nuestra mente y muchas veces de nuestra boca.

Por ello, te propongo tres maneras muy efectivas de combatir aquellos pensamientos críticos que se obstinan en hacerse con el timón:

 

Reflexiona la veracidad de esas afirmaciones

Como madre, pasan por mi cabeza todo tipo de pensamientos críticos hacia mí misma o hacia mis hijos, por poner algunos ejemplos:

¡Valla desastre de madre soy!

Siempre se me olvida algo cuando salgo de casa

No hay quien la aguante

Es completamente intolerable su comportamiento

Si no soy consciente de estos pensamientos, termino el día sintiéndome mal conmigo misma o en peleas infructuosas con mis hijos, por eso, es muy importante reflexionar y tomar tiempo para analizar nuestros pensamientos de manera más objetiva.

En los ejemplos anteriores, podría rebatir estos pensamientos críticos recordando que:

No siempre se me olvidan las cosas cuando salgo de casa..

Muchas veces mi hija hace cosas divertidas, interesantes.. o

Puedo tolerar cuando soy paciente y me contengo de juzgar..

Examinar los pensamientos críticos desde una perspectiva objetiva mina su poder y permite empezar a vislumbrarlos desde una perspectiva más cálida, más relajada, y descubrir que en realidad las cosas no son tan graves, desastrosas y/o escandalosas como a veces las vemos.

 

Quítales la fuerza

Para identificar los pensamientos críticos y reducir su poder, puedes practicar este ejercicio:

Pon un nombre a esa voz interior que se entromete en tu vida y comienza a juzgar todo lo que haces sin que pidas su opinión. Puede ser un apelativo que uses en tono de burla cada vez que identifiques que estás empleando la crítica, como: la vieja de visillo o el vecino-toca-narices. Frases como: “allí está asomándose otra vez la vieja del visillo para criticar” “Gracias, Srta. Perfección”  o “Tiene usted toda la razón don impecable”

 

Céntrate en lo positivo

Identificar las cosas que hacen mal nuestros hijos o lo que todavía no han alcanzado, es algo que tenemos muy claro y muy seguido en la punta de la lengua: “Es super distraído” “No trata bien a su hermana” “Todo lo toma en broma.”

Como creyente, en mis oraciones diarias siempre me centraba en aquellas cosas que no me gustaban de mis hijos y quería que cambiaran: Dios ayúdale a centrarse más, a que trate mejor a su hermana, que no me replique cada vez que le pido algo, etc. Pero ahora cambié mis oraciones dando gracias por aquellas cosas buenas y los pequeños logros del día como: Gracias Dios porque hoy mi hijo me ayudó en la cocina, jugó un rato con su hermana, etc..hacerlo así me ayuda a centrarme en lo positivo, tener presente lo que hacen bien y lo mejor es que se me quita la tensión acumulada hacia ellos.

Haz como ejercicio diario un recuento de las cosas del día que has hecho bien o haya hecho bien tu hijo, esto ayuda mucho a centrarse en lo positivo y es más fácil que podamos expresarlo así a nuestros hijos.

Escribe una carta de agradecimiento a la persona hacia la que más centras tus críticas (tú mismo, tu hijo, tu pareja ¿?, verás cómo empiezas a limar asperezas..

Para dejar la crítica de lado, es necesario comprender que la p/maternidad no implica hacer las cosas perfectas, se trata de un proceso de aprendizaje que se va haciendo sobre la marcha a base de errores y aciertos.

Animarnos, en lugar de juzgarnos, es la mejor manera de llevar a cabo esta hermosa e importante tarea.

 

© 2017 La crítica, nuestro peor enemigo en la educación. Escuela de padres. Educapeques

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