La evaluación diagnostica es una evaluación de tipo inicial que, como su nombre lo indica, se realiza al inicio de un proyecto o año escolar y que tiene la finalidad de ayudar al docente a determinar en qué momento del proceso de enseñanza-aprendizaje se encuentra el niño.
Sirve, básicamente, para que el docente pueda determinar qué es lo que el niños ha adquirido hasta el momento, qué le falta y de qué manera puede ayudarle a adquirir el conocimiento pendiente.
¿Cómo llevar a cabo una evaluación inicial o diagnostica?
Lo primero que debemos tener en cuenta es conocer al niños para el cual estamos haciendo la evaluación. Es decir, conocerle en la singularidad del mismo.
Tendremos que tener en cuenta todo aquello que le gusta a fin de poder utilizar esta información para adaptar y presentarle el nuevo material escolar de forma atractiva.
Además, también ha de ser importante considerar los aspectos que el niño aún no ha alcanzado.
De este modo, deberemos evaluar no solo los conocimientos previos, destrezas, habilidades, comprensión, actitudes, hábitos, etc, sino también, su inteligencia, su estado físico y emocional, madurez cognitiva, intereses y limitaciones.
Dicho de otro modo, para poder realizar una evaluación diagnostica o inicial, será sumamente importante conocer tanto las metodologías didácticas pero también conocer en detalle al niño al que vamos a evaluar. De lo contrario, no será una evaluación que represente al niño.
5 Pasos para organizar la evaluación diagnóstica
1. La observación
Como primera medida, tendremos que hacer una observación inicial del niño. Sin embargo, esto no debe hacerse de forma azarosa: tenemos que entender o definir qué es lo que necesitamos saber del niño. Consecuentemente a esto, será posible realizar un protocolo de evaluación, donde se podrá realizar una planilla, ficha o cuadricula con toda la información del niño. Esto te permitirá ordenar la información, sistematizarla y organizarla por fechas.
2. Registrar sus conocimientos previos
Es importante registrar aquello que el niño ya sabe y conoce. Esto resulta ser suma importancia a fin de poder construir, en base a estos, conocimientos nuevos.
3. Observar los distintos indicadores de progreso
En este sentido, será de gran valor poder determinar las etapas de adquisición tanto las conceptuales como aquellas vinculadas con las competencias personales. Por ejemplo, las etapas de la escritura, los dibujos, etc.
4. Registrar de forma práctica y funcional cada progreso
Este registro debe estar expuesto de forma clara y precisa. Es de suma importancia que el registro contenga los siguientes datos:
- Nombre y apellido:
- Año o grado que cursa:
- Cantidad de niños que hay dentro del aula:
- Cantidad de niñas que hay dentro del aula:
- Cantidad de niños que cursan por primera vez:
- Cantidad de niños que cursan por segunda vez:
Este registro debe estar en cada uno de los registros individuales así como también en el registro grupal.
Por otra parte, y de forma individual, será necesario determinar los niveles de competencias en cada una de las áreas.
Observaciones generales
En este apartado, el docente puede exponer todo aquello que considere de relevancia y que indique algo de la singularidad de cada niño. Por ejemplo; gustos, preferencias, etc. Incluso se pueden incluir aspectos familiares que sean de consideración o importancia para el momento escolar del peque (separaciones, divorcios, mudanzas, nacimiento de hermanos, etc).
5. Realizar entrevistas para completar el registro
Todos los registros no solo deberán basarse en la observación; también será necesario que los mismos se fundamenten en entrevistas (tanto formales como informales) con los niños, otros docentes que puedan aportar información de valor, padres o adultos responsables de los niños, pedagogos, directivos, etc.
Las entrevistas pueden realizarse de forma abierta, rígida o semi-dirigida, quedando este criterio a elección del docente según cada caso.
Conclusión: Importancia de la evaluación previa en los niños
Las evaluaciones iniciales o previas son importantes porque proporcionan información valiosa sobre el desarrollo y las necesidades de un niño. Estas evaluaciones se llevan a cabo al principio de la escolarización o al comienzo de un programa de atención o terapia para niños.
A través de pruebas y observaciones, las evaluaciones iniciales permiten a los profesionales del cuidado infantil y la atención de la salud determinar el nivel de desarrollo y las necesidades especiales de un niño en áreas como el lenguaje, el movimiento, el aprendizaje y el comportamiento. Esta información es esencial para poder proporcionar un cuidado y una atención adecuados y personalizados para el niño.
Además, las evaluaciones iniciales pueden ayudar a detectar problemas o retrasos tempranos en el desarrollo, lo que permite intervenir de manera oportuna y proporcionar apoyo y tratamiento a tiempo. En general, las evaluaciones iniciales son una herramienta valiosa para garantizar que los niños reciban el cuidado y la atención que necesitan para tener éxito y prosperar.
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