El valor educativo de los refuerzos

Los refuerzos son fundamentales para fomentar las conductas deseadas y eliminar las indeseadas. Un refuerzo es una acción, que realizamos como consecuencia de una conducta que tiene la capacidad de incentivar dicha conducta  o por el contrario reducirla.

Los niños y niñas perciben de manera inconsciente estos reforzadores de su comportamiento. Cuando el pequeño realiza una conducta determinada, aparece una reacción por parte de las demás personas con las que interacciona, bien puede ser una sonrisa, un gesto, atención, enfado, etc. Y esto les lleva a repetir o eliminar dicha acción, si el refuerzo que reciben es de su agrado tenderán a reproducir la conducta, ya que con ella consiguen algo que quieren. Cuando no reciben ningún refuerzo (eliminación del refuerzo), poco a poco los pequeños irán eliminando esa conducta de su repertorio habitual ya que no consiguen nada.

Debemos prestar atención a nuestras reacciones ya que son muchas las ocasiones en las que nosotros mismos sin darnos cuenta de ello, estamos reforzando determinadas conductas.

Desde el punto de vista educativo los refuerzos tienen un inmenso poder. Aplicamos estos reforzadores en muchos momentos sin ser conscientes de ello. Conocer los refuerzos y saber aplicarlos o eliminarlos es fundamental para educar a los niños y niñas.

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¿QUÉ SON LOS REFUERZOS?

Los refuerzos tienen un enorme valor educativo. Como su nombre indica nos sirven para reforzar conductas deseadas y para eliminar las indeseadas.

A través de los refuerzos estamos generalizando conductas, haciendo que sean parte del repertorio habitual de los pequeños. Por ello es importante conocerlos, ya que si somos conscientes de cuando los estamos aplicando, podremos controlar las conductas que fomentamos y las que queremos eliminar.

 

Es muy común que al aplicarlos sin darnos cuenta, en muchas ocasiones lo hagamos de forma errónea y reforcemos conductas indeseadas. De esta forma el pequeño incorpora estas conductas inadecuadas a su forma habitual de proceder y comportarse. Y cuando esto ocurre es complicado eliminarla, ya que aquella conducta reforzada es muy difícil de modificar.

Por ello conocer los refuerzos nos es de gran ayuda para educar a los niños y niñas, ya que nos va a permitir reforzar conductas adecuadas. Este refuerzo conllevará que los pequeños generalicen esa conducta, haciéndola habitual en su actuación diaria.

Tipos de Refuerzo

  • Refuerzo Positivo. Cuando el pequeño realiza la conducta adecuada, le damos algo positivo. De forma inconsciente el niño o niña, percibe que le pasa algo bueno cuando realiza esa acción y por lo tanto tenderá a repetir la misma. La reacción a la conducta es positiva.

Ejemplo: cuando el niño y/o niña realiza una conducta adecuada, como ponerse la ropa solo, comer solo, recoger su cuarto, llegar a la hora adecuada a casa, hacer los deberes, etc., le reforzamos. El refuerzo puede ser felicitarle, dejarle elegir una actividad y disfrutarla en familia, permitirle su tiempo de jugar una vez efectuada la conducta, etc. De esta forma asocia una reacción positiva a su conducta y por lo tanto repetirá esa conducta.

  • Refuerzo Negativo. Cuando el pequeño realiza la conducta deseada le quitamos algo negativo. Esto conlleva que los niños y niñas de forma inconsciente perciban que algo malo les deja de suceder cuando realizan determinada conducta. Esto hace que tiendan a reproducir la conducta.

Ejemplo: cuando el niño y/o niña, realiza una conducta adecuada en contraposición a la indeseada, le deja de ocurrir lo que sucedía cuando realizaba esta última. Si el pequeño se niega a comer, a hacer los deberes, etc., le dejamos de prestar atención, no podrá elegir una actividad o tener su tiempo de juego. Cuando efectué la conducta adecuada, esto malo le dejará de suceder. De esta forma aprenderá sin darse apenas cuenta de ello, que si quiere que le dejen de ocurrir cosas malas, tendrá que realizar la conducta deseada.

PAUTAS PARA  APLICAR LOS REFUERZOS

  • Aplica los refuerzos siempre con apoyo y cariño, no juzgues al niño o niña. Simplemente aplica el refuerzo. Si entramos en hacer juicios de valor podemos lastimar la autoestima del pequeño. El objetivo de los refuerzos es que los pequeños entiendan que determinadas conductas tienen consecuencias, pero no que se perciban como buenos o malos, merecedores de premios o no.

Ejemplo: Evita decirle al niño “como eres malo y te estás portando mal, no te voy a querer y no vamos a jugar luego, porque no te lo mereces” en lugar de esto, critica la conducta y no a la persona, dile algo del tipo “no me gusta que hagas esto, si haces esto no podemos jugar porque perdemos tiempo”

  • Para que el refuerzo tenga valor tiene que asociarse a la conducta, por lo tanto aplícalo de forma inmediata a la conducta adecuada, no lo demores.

 

Ejemplo: Si queremos que el niño o niña haga los deberes y hemos decidido para ello reforzarle jugando después con él o permitiéndole hacer determinada actividad. Una vez terminados los deberes aplicamos el refuerzo, no lo dejamos para luego.

  • El refuerzo debe ser una consecuencia positiva para el pequeño. Por ello, depende de cada niño, lo que para uno puede ser una consecuencia positiva, puede no serlo para otro.

Ejemplo: Si el pequeño no quiere comerse las verduras, negociaremos con él. Le diremos que tiene que comerse las verduras para crecer, “si te las comes todas puedes comer de postre lo que más te guste”, de esta forma el pequeño elige algo positivo para él.

  • Determinadas comportamientos, pueden dividirse en cadenas de conductas, en este caso, iremos reforzando poco a poco el acercamiento a la conducta.

 

Ejemplo: Queremos que el niño y/o niña pequeña, empiece a adquirir responsabilidades y que colabore con la familia. Empezamos por que nos ayude a poner la mesa, para poner la mesa, tiene que hacer varias cosas, poner los vasos, cubiertos, servilletas, etc. Iremos poco a poco reforzando con felicitaciones y prestándole atención cada vez que haga cada una de las cosas.

  • Preséntale ejemplos o referentes tanto de nosotros mismos como de otras personas.

 

Ejemplo: El adolescente que no quiere estudiar a diario, porque prefiere irse con sus amigos. Le diremos: “entiendo que estudiar quita tiempo y que es un sacrificio, pero tendrás que esforzarte para ello, si estudias ahora en verano tendrás todo el tiempo que quieras para estar con tus amigos. A mi también me costaba ponerme a estudiar y claro que prefería estar haciendo otras cosas, pero tuve que esforzarme”.

  • Fomenta el sentimiento de sentirse bien consigo mismo con la realización de las conductas deseadas, para que la recompensa sea la propia labor hecha y no las felicitaciones o refuerzos.

 

Ejemplo: el adolescente que ha quedado un sábado y no quiere acudir a una comida familiar. Le reforzaremos proponiéndole que si viene a la comida, el fin de semana siguiente podrá llegar más tarde a casa. Pero le explicaremos también que ha hecho bien, que la familia se ha puesto muy contenta, que tiene que estar orgulloso y sentirse bien.

  • Evita consecuencias a las acciones indeseadas. En muchas ocasiones sin darnos cuentas aplicamos refuerzos a las conductas inadecuadas. El simple enfado, es interpretado como una forma de prestar atención, evitaremos cualquier reacción a una conducta no deseada.

Ejemplo: El pequeño que quiere comerse galletas antes de cenar y le decimos que no puede, que primero cenamos y después podrá comer galletas. Es probable que reaccione con una rabieta, llore, patalee y se tire al suelo. Es habitual que ante esta acción, reaccionemos prestándole atención, intentando convencerle. Lo adecuado para evitar la rabieta es no prestar atención, esperar a que se calme y entonces en ese momento reforzarle que ha sido capaz de calmarse y ha cambiado su conducta. Cuando se calme le prestamos atención, le hablamos, le abrazamos, etc.

  • Muéstrale de vez en cuando las conductas deseadas que realiza, para que se perciba a sí mismo como capaz de hacerlo. De esta manera le damos seguridad y protegemos su autoestima.

Celia Rodríguez Ruiz para Educapeques

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