- El comienzo correcto crea alianzas futuras
La cercanía de padres e hijos a lo largo de la vida depende de cómo se relacionen durante la etapa infantil, desde el comienzo. Investigaciones han demostrado que los padres que se toman más de una semana de descanso laboral para estar con los bebés recién nacidos, tienen una relación más cercana cuando van creciendo, incluso cuando son adolescentes y comienzan a ir al instituto. ¿Esto es causa y efecto?
Los teóricos dicen que si un hombre está unido a su recién nacido, estará cerca de él a lo largo de toda su vida. No obstante, esto no es crucial para saber que el tipo de padre que disfruta de su familia, le dedica tiempo y complementa su educación, tendrá una buena relación posterior.
- Recuerda que toda relación conlleva trabajo
Las buenas relaciones entre padres e hijos no surgen de la nada, al igual que ningún matrimonio feliz. La biología nos da un comienzo – si no estuviéramos biológicamente programados para amar a nuestros hijos la raza humana hubiera muerto hace mucho tiempo – como niños que se convierten en adultos mayores siguiendo el curso natural de la historia.
Por suerte, los niños quieren de forma automática a sus padres. Siempre y cuando no se golpee ni se dañe la relación, mantendremos esa conexión fuerte.
- Prioriza el tiempo con tu hijo
Asume que para crear una buena relación entre padres e hijos es necesario dedicar tiempo y esfuerzo. La calidad del tiempo es un mito, porque no hay un interruptor que se pueda encender para marcar la cercanía con los más pequeños. Imagina que dedicas todo tu tiempo a trabajar, si un día reservas una cena en un sitio romántico con tu pareja, a la que prácticamente no has prestado atención en los últimos seis meses. ¿Crees que va a compartir su alma contigo? Probablemente, no.
En las relaciones que no hay cantidad, tampoco hay calidad. Si pasas todo el tiempo trabajando y tu hija está siempre con sus amigas, es difícil que podáis mantener una relación cercana. Si quieres mejorar este aspecto o tener una buena relación con tus hijos, es necesario que hagas tiempo para estar con ellos. Tanto la cantidad como la cantidad son aspectos que van de la mano.
- Fomenta la confianza
La confianza comienza en la infancia, cuando el bebé aprende si puede coger una cosa cuando la necesita. Cuando los bebés cumplen un año, los investigadores aseguran que se sienten unidos y seguros con sus padres cuando pueden confiar en que les proporcionen aquello que ellos necesitan, tanto físico como emocional.
A lo largo del tiempo nos ganamos la confianza de los más pequeños a través de compromisos, pequeñas promesas y con recogerlos a tiempo o acordarnos de los temas que más les interesan. A la vez aumentamos la confianza que depositamos en ellos al creer en su bienestar y capacidad de ser autosuficientes.
- Ser una fuente de apoyo
Piensa en el niño como en una planta que está programa por la naturaleza para crecer y florecer. A medida que ves sus hojas vas considerando si es mejor regarla, si necesita más fertilizante o más agua. No la criticas si no que la guías para que su desarrollo se realice de la mejor forma posible.
Los niños forman su propia percepción a través del mundo. Necesitan sentir apoyo y ser animados por la gente que los rodea para sentirse capaces a la hora de realizar nuevos proyectos.
- El respeto debe ser mutuo
Puede parecer bastante obvio, pero la verdad es que a veces este aspecto pasa desapercibido. Puedes marcar límites de forma respetuosa y empática, para que el niño aprenda a tratar a los demás con respeto y paciencia, con el objetivo de ser tratado de la misma forma. Hay que tener en cuenta el tono y las palabras que elegimos para comunicarnos con ellos.
- La relación se forma con las interacciones diarias
No tienes que hacer nada especial para construir una buena relación con tu hijo. Las cosas buenas – y las malas – van creando poco a poco la conexión. Ir de compras, al supermercado, solucionar problemas de matemáticas juntos así como hablar de las preocupaciones diarias son parte fundamental de la convivencia.
Las interacciones constantes pueden hacer que un patrón se repita más de una vez. El criticar o menospreciar al niño no son bases saludables para una relación centrada en el cariño y en la confianza. Piensa que la vida es demasiado corta como para pasarla negociando.
- Hábitos de comunicación tempranos
Es importante fomentar la comunicación desde muy pequeños. Cuando el niño esté en preescolar y llegue a casa pregúntale por el colegio, sus amigos y las actividades que realizan, es fundamental. De esta forma se fomentará que cuando sea un adolescente hable con vosotros sobre los temas que le preocupan.
Es difícil prestar atención cuando hay un problema laboral que nos tiene ocupada la cabeza, pero es importante aprender a escuchar a los más pequeños desde sus comienzos. Ellos sabrán que son relevantes para ti y lo tendrán en cuenta a la hora de pedir consejo o acudir a alguien.
- No tomar de forma personal las discusiones
Si el niño exclama en algún momento “no me entiendes mamá” o “te odio papá”, no lo tomes de forma personal. Seguramente, pasadas unas horas se arrepienta y acuda a ti pidiéndote perdón. Ellos son muy pequeños y no pueden controlar sus emociones, por lo que respira varias veces, sé consciente del tono de tu voz, e intenta recobrar la calma.
Es conveniente fijar unos límites de discusión para poder hablar del tema con más tranquilidad. Si pasados unos minutos sigues sintiéndote enfadado intenta recobrar la conversación más tarde.
- Después de cada discusión
Después de cada discusión es importante que ambas partes se pidan disculpas y vuelvan a retomar la relación. Ningún tema es lo suficientemente importante como para crear una disputa imborrable que cree una separación entre ambas partes. Recuerda, fomentar un clima de confianza y compromiso es crucial para una buena relación.
Raquel Graña (@Raquel_Grana)
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El articulo es muy interesante y la verdad es que nos permite revisar nuestro comportamiento y la manera como educamos a nuestros hijo, para evitar problemas a futuros .