TDAH: El niño inquieto no es hiperactivo

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TDAH: A menudo nos encontramos con que llegan niños a Emotiva con la etiqueta de la hiperactividad. Está demasiado generalizado que un niño inquieto, un poco más nervioso, movido, despistado… se tiende a decir que es hiperactivo, tanto desde la familia, como por parte de los profesores.

Los niños tienen una necesidad innata de movimiento, integran aprendizajes desde la experiencia multisensorial, son curiosos y el cuerpo les ofrece mucha información acerca de su entorno.

A medida que el niño va creciendo esa necesidad física de movimiento se va calmando, aunque no existe un patrón fijo. Cada niño madura de una forma particular y va desarrollándose en función de sus características personales, de ahí que unos sean más inquietos que otros, o despistados… a los adultos también nos pasa.

Por eso es importante diferenciar entre un niño inquieto, de los que tienen déficit de atención, y aquellos que tienen un trastorno específico y requieren diagnóstico, intervención y seguimiento.

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Los niños con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad ( TDAH ) han sido diagnosticados mediante evaluación psicopedagógica y neurológica. Existen casos en los que es necesaria medicación, aunque no siempre ni mucho menos, puesto que la atención es trabajable, se mejora como una intervención individual para su tratamiento y adaptaciones curriculares en aula.

La sensibilización, la información y la intervención aseguran el correcto tratamiento del trastorno, tanto para las familias, los profesores, como los propios niños… que necesitan comprender qué les sucede para enfrentarse a sus dificultades, y no pensar de sí mismos que son “torpes” y “tontos”, como tienden a creer de ellos mismos.

El TDAH no tiene relación directa con el grado de inteligencia de una persona, pero bien es cierto que es una idea que surge, erróneamente, porque las dificultades de atención en el estudio y aprendizajes pueden influir negativamente en el rendimiento académico.

Normalmente, cuando un niño tiene este trastorno, también suelen aparecer comportamientos de rebeldía, desobediencia, discuten e interrumpen muy a menudo, parecen no mostrar interés por las tareas que se les piden… pero no es una cuestión de oposicionismo o desafío. Esto es motivado porque estos niños tienen dificultades para percibir su propia realidad, en muchas ocasiones, así como la de su entorno y esto les provoca un sentimiento de frustración e incomprensión, y desarrollan una imagen negativa de sí mismos por los mensajes y etiquetas que les enviamos los adultos.

Un niño con TDAH no es vago, ni perezoso, ni tiene falta de motivación. Su conducta, evidentemente no es intencionada, es consecuencia de una mala gestión emocional de las circunstancias personales y para afrontar los retos del día a día. Sus comportamientos dependen de los síntomas de su trastorno, porque no todos los casos son iguales, y su dificultad para retener lo aprendido, así como para aplicar esos aprendizajes en las tareas cotidianas, incluyendo aquí también la interiorización de las normas de convivencia, tanto en casa como en el colegio.

Algunas medidas que podemos adoptar para ayudarles a mejorar la atención y también nuestra comunicación con ellos podrían ser:

  • En la comunicación:
    • Claridad en los mensajes, el niño debe saber lo que queremos que haga.
    • Hablar de cerca, con contacto visual, evitando esas conversaciones de una habitación a otra de la casa y sin demasiados ruidos alrededor.
    • Hablar de temas positivos y de interés para el niño, en lugar de centrarnos en las dificultades y cuando tenemos que corregirle algún comportamiento, es una manera de captar su atención.
  • En el juego:
    • Reducir el tiempo de televisión y videojuegos, y ofrecer juegos y juguetes que fomenten las relaciones, el movimiento y la automotivación.
    • Hay muchos juegos y juguetes que favorecen la atención tipo parejas, memory, lince, busca y encuentra… así como otros de construcción o puzzles que estimulan la concentración y el tiempo dedicado a una misma tarea.
  • En los deberes:
    • Contar con un lugar adecuado para el estudio donde el niño puede concentrarse (un espacio sin ruido, sin interferencias, una mesa sin juguetes, sólo el material para estudiar…).
    • Ser organizado, usar agenda y dividir las tareas en pequeños pasos le ayudará a centrarse.
    • Reforzar las iniciativas, el esfuerzo y la concentración cuando lo haga mejor de lo habitual.

Por eso, es necesario que en caso de duda consultemos con un especialista. Es muy importante eliminar etiquetas injustificadas, así como a partir del diagnóstico, en caso de confirmarse las sospechas, ofrecerle la atención y apoyo que necesite.

Puedes ampliar información sobre el déficit de atención en niños en nuestra página de TDAH en niños, donde encontraras artículos, vídeo e infografías que tratan este tema tan frecuente en nuestros hijos.

 

© 2018 Un niño inquieto no tiene TDAH por Carolina Pérez Emotiva CPC para Educapeques

www.emotivacpc.es

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2 comentarios de “TDAH: El niño inquieto no es hiperactivo

  1. alicia chiecher dice:

    el inquieto es eso inquieto; el hiperactivo + falta de atención concentración y mucho+ muy didáctico el artículo; grs.,

    • Angel Sanchez Fuentes dice:

      Gracias Alicia, si quieres apuntar tu punto de vista escribe un articulo y te lo publicaremos.
      Un saludo

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