En la casa de Quique y Noelia estos días hay un gran revuelo. Son los días previos a las fiestas de su ciudad, Almansa, y los trajes festeros y regionales invaden las habitaciones de la familia.
Quique sale como Presidente de la Comisión Infantil, la representación infantil del protocolo festero y Noelia se estrena este año como cabo de su escuadra en una comparsa cristiana.
Preparando sus trajes, Quique comienza a chinchar a su hermana diciendo que lo mejor de las fiestas es la parte tradicional y, que el traje que mejor sienta es el traje regional de manchego, con su chaleco, la camisa blanca, pantalones negros y su inseparable faja roja. Mientras, Noelia le intenta convencer que lo mejor de lo mejor de las fiestas es salir manejando una espada y recibir los aplausos del público que asiste a los desfiles de Moros y Cristianos.
La discusión entre los dos hermanos se va acalorando y al oír a los niños, sus padres Rosa y Enrique acuden a la habitación a poner paz entre Quique y Noelia. Cuando llegan a la habitación, Noelia corre hacia su madre preguntándole muy segura de sí misma:
-Mamá, ¿a que lo mejor de las fiestas son los moros y cristianos y sus desfiles? ¿A que tengo razón?
Casi sin dejarle contestar, es Quique quien le interrumpe pidiendo a su padre:
-Papá, dile que no. Que lo mejor es salir de manchego y repartir caramelos y confetis desde las carrozas en nuestros desfiles.
Los dos hermanos retoman de nuevo la discusión y sus padres intentan hacerles entender que ambos tienen razón, que son dos partes importantísimas de las fiestas que están a punto de comenzar.
-¿Sabéis? Los dos tenéis razón- le dice su madre sentándose en la cama junto a su padre.- Cuando vine por primera vez aquí y vi como eran las fiestas, me costó un poco entenderlas pero enseguida me enamoré de ellas.
Noelia y Quique se sientan en la alfombra, acomodándose para escuchar lo que su madre comienza a contarles.
-“Yo venía de Valencia, de vivir las fallas, el olor de la pólvora, sus paellas y sus ofrendas tan coloridas que tanto me gustan.
Al llegar aquí, me sorprendí al ver que, además de la parte tradicional de las fiestas, con sus trajes de manchega, la variedad en el vestuario de sus grupos festeros y el ambiente familiar que había en los mismos, había una parte que me recordaba de donde venía, esa parte la forman las comparsas de Moros y Cristianos con sus trajes tan llamativos, sus entradas luciendo las grandes Capitanías que con tanto trabajo hacen brillar.
Al oír los primeros compases de las marchas moras y cristianas, me enamoré de ellas, de su parte levantina ya que es en esa zona donde más fiestas de Moros y Cristianos hay. Poco después, llegaron mis primeras embajadas como espectadora y desde el momento en que sentí el sonido del primer trabuco y pude sentir el olor a la pólvora que tanto echaba de menos, quise formar parte y vivir de cerca esos actos tan emocionantes.
Cuatro años después pude participar en mi primera embajada desfilando con mi escuadra, al igual que tu hermana Noelia hará en unos días.
Entonces, la Embajada Mora nocturna comenzaba su andadura y todavía no había sido nombrada como Interés Turístico Nacional como lo es ahora. Hizo falta mucho trabajo y mucho esfuerzo para conseguir ser el gran espectáculo que es ahora, que se podría comparar con una gran película o una espectacular obra de teatro sobre la conquista de nuestro Castillo por el bando moro.
Poco a poco, fueron creciendo y nacieron con ellas las embajadas infantiles que pequeños como tú, preparaban con tanta ilusión. Fue por todo eso que, la parte más levantina de nuestras fiestas terminó por conquistarme.
A la vez también descubría que no eran tan diferentes a lo que había vivido. Cada día a las dos de la tarde, también podía disfrutar de mis tan añoradas mascletás y de la gran variedad de comidas que se degustaban en fiestas: los gazpachos, las patatas Sanjuaneras, mis queridas paellas y las gachamigas, el plato estrella de las fiestas y que años después daría lugar al Encuentro de Gachamigueros que tanto nos gusta ahora.
Pero años después, también en fiestas, conocí a papá y con él descubrí que la parte tradicional de las fiestas también eran tan especiales como los Moros y Cristianos que tanto me gustaban. Descubrí la parte manchega de las fiestas y ambos me conquistaron”.
-Porque los manchegos también tenemos nuestro encanto- interrumpe bromeando el papá de Noelia y Quique.
-Y tanto- dice sonriendo Rosa- “Cómo papá también fue parte del protocolo festero como tú, Quique, pude acompañarle a muchos actos que antes no había vivido tan de cerca.
En ese año, disfruté como nunca de cada uno de los actos que, desde los Barrios y la Junta Festera de Calles se realizaban. Comenzando por el volteo de Campanas y el disparo de la primera traca, el pregón de fiestas que daba el pistoletazo de salida de una semana inolvidable.
Tras el pregón, saltamos y cantamos los mayos a nuestra patrona, Nuestra Señora de Belén, nos disfrazamos y reímos hasta dolernos el estomago en la Retreta, probamos muchas de las gachamigas que se hacían en el primer día de fiestas, vibramos con la música en la Entrada de Bandas y con cada una de las mascletás que se disparaban.
Desfilé por primera vez vestida de Rociera en el Gran Desfile Festero, donde cada uno de los grupos festeros desfilaban con la mejor de sus sonrisas, haciendo que todos disfrutásemos de su alegría y ganas de pasárselo bien, pudimos disfrutar del flamenco y bailar en el Concurso de Charangas, vimos a los más pequeños hacer sus ofrendas vestidos con sus trajes regionales.
Viví intensamente todos y cada uno de los actos y participé por primera vez, del brazo de papá, en la ofrenda de flores, muy diferente a la que estaba acostumbrada a ver, pero igual de emotiva y me llené de confetis en la Batalla de Flores.”
-Entonces… ¿Qué elegirías? ¿Qué te gusta más?- preguntan Quique y Noelia con curiosidad.
-Eso sería como preguntar a quien de los dos quiero más- contesta ella- Al igual que no puedo elegir a quien quiero más de los dos, tampoco podría elegir con que parte de las fiestas me quedaría. Ambas son especiales, cada una tiene actos que emociona y que no cambiaría por nada. Prueba de ello es que, en un acto tan tradicional como la Rifa de los corderos, donde a la vez que se hace la rifa y se bailan pasodobles y en los desfiles más solemnes y los que más me ha emocionado participar o vivir como espectadora, como lo son la Serenata a la Virgen y la Procesión que se realiza el último día de fiestas, participan todos los Grupos Festeros de la Junta Festera de Calles, Comparsas de la Agrupación de Moros y Cristianos, Barrios o Distritos Festeros como se llamaron en un comienzo y los festeros más pequeños, representados por la Comisión Infantil junto a sus representantes y la figura más importante en ellas, La Reina de Fiestas ¿lo entendéis ahora?.- les pregunta a los pequeños con un brillo especial en su mirada.
-¿Sabéis que?- les dice su padre- Hasta que participé en el protocolo el año en que conocí a vuestra madre, siempre me preguntaba porque terminaban llorando los festeros el último día de fiestas si todos los años son los mismos actos los que se hacen, ese año lo descubrí. Sólo cuando formas parte de ellos y vives tan intensamente la semana de fiestas, compartiendo cada acto y cada una de las emociones que despiertan, es en ese último día cuando todo lo vivido se agolpa en la memoria y afloran las emociones y para eso lo mejor es vivir y conocer de cerca nuestras fiestas.
Después de conocer la historia más bonita que han oído de sus fiestas, Noelia y Quique piensan que no hay razón por la que discutir y que ambos disfrutarán a lo grande de un año que será único para ellos y deciden pedir a sus padres invitar a sus amigos a vivir con ellos la semana más especial del año, la que vivirán del 30 de abril al 6 de mayo en su ciudad.
La que es, desde hace años, también la mía. Os invito a disfrutar de las Fiestas Mayores de Almansa.
COMPRENSIÓN LECTORA
1.- ¿Qué están preparando Quique y Noelia?
2.- ¿Por qué discuten los dos niños?
3.- ¿Qué les cuenta su madre para calmarles?
4.- De los actos que nombra su madre, ¿Cuál te gustaría disfrutar?
© 2018 Cuento por Rosi Requena para Educapeques