La leyenda mexicana los sapos y la lluvia nos cuenta una historia muy original, que trata de explicar, por qué los sapos cantan cuando llueve. Esta es una leyenda para niños que nos narra por qué es importante la cooperación y que nos explica de una manera muy sencilla, algunos importantes valores.
Leyenda mexicana para niños “Los sapos y la lluvia”
Los sapos y la lluvia cuenta que hace mucho tiempo, los campesinos de un pueblo estaban muy preocupados porque sus sembradíos de maíz estaban en peligro debido a una fuerte sequía. Al parecer, toda la lluvia estaba donde los dioses y no caía a la Tierra.
Por lo tanto, estos agricultores tomaron la decisión de enviar a un pájaro Papán a buscar la lluvia y le dijeron:
– Pájaro Papán, estamos muy angustiados porque vamos a perder las cosechas si no llueve, por favor, ¿podrías ir a buscarla?
A lo que el ave contestó:
– Claro que sí, la traeré enseguida.
El pájaro Papán alzó el vuelo y fue en busca de la lluvia y al llegar a lo más alto la encontró y le dijo:
– Lluvia, los campesinos del pueblo te piden que por favor vayas a regar la siembra de maíz, de lo contrario se perderá toda la cosecha. ¿Podrías venir?
Y la lluvia cortésmente le respondió:
– Claro que sí iré, pero con la condición que me acompañes por el camino.
– Ambos coincidieron en esta petición y emprendieron el camino hacia el pueblo, pero durante el viaje la lluvia mojó tanto las alas del Papán que cayó al suelo y no pudo volar más y la lluvia se dio la vuelta y regresó.
Un segundo intento para traer la lluvia de la fábula “los sapos y la lluvia”
Los hombres del pueblo se estaban preocupando aún más por la tardanza del pájaro Papán, por lo que decidieron enviar al pájaro Cheque Cheque que era más veloz y le dijeron:
– Pájaro Cheque Cheque necesitamos de tu ayuda. ¿Podrías ir a buscar a la lluvia y pedirle que venga a regar las siembras de maíz?
– Y el pájaro Cheque Cheque respondió gentilmente: ¡Claro que sí, lo haré inmediatamente!
El Cheque Cheque voló velozmente y encontró a la lluvia, a la que le pidió:
–Lluvia, los hombres te necesitan. ¿Podrías venir hasta el maizal y dejar caer el agua de tus nubes?
La lluvia contestó:
– Claro, pero solo si tú me acompañas.
El pájaro Cheque Cheque voló bajo la lluvia, pero sus alas también se mojaron tanto que no pudo seguir volando y la lluvia nuevamente se dio la vuelta y regresó.
El tercer intento para traer la lluvia
Pasaba el tiempo y la sequía amenazaba con dañar la siembra de maíz y los hombres ya no encontraban qué hacer, porque la lluvia no llegaba.
Al ver que ninguna de las dos aves había podido traer la lluvia, decidieron pedirles a los sapos que trataran de buscarla. Pensaron que posiblemente los sapos dando saltos lograrían llegar hasta ella.
Los sapos aceptaron ir a buscar a la lluvia y como eran muy organizados y trabajaban en equipo, se repartieron el trabajo.
Había tres montañas, una detrás de otra que iban en dirección al pueblo y el sapo Cachetón se encargó de dividir las tareas de la siguiente manera: Reunió al sapo Patón, al sapo Enano y al sapo Bocón y le pidió a cada uno que subieran hasta la cima de una montaña.
Entonces, el sapo Cachetón fue a buscar a la lluvia y al encontrarla le dijo:
– Hola lluvia, los hombres te necesitan para regar el maizal, ¿Podrías venir conmigo?
La lluvia extrañada le preguntó:
– ¿Y cómo me guiarás hasta allí si no puedes volar?
El sapo Cachetón le respondió certeramente:
– No puedo volar, pero salto muy alto y de esa manera te llevaré hasta el campo de maíz y si no puedes verme, cantaré desde cada cerro para que escuches mi canto y así no te perderás.
A la lluvia le pareció bien la oferta del sapo Cachetón y comenzó a seguirlo.
Como el sapo era pequeño la lluvia lo perdió de vista, pero como habían convenido escuchó el canto del sapo Patón que ya estaba esperando en la cima de la primera montaña.
La lluvia llegó hasta allí y al pasar esa montaña, escuchó el canto del sapo Enano que estaba en la cima de la siguiente cumbre y no tuvo problemas en llegar.
La lluvia continuó su camino y pudo escuchar el canto del sapo Bocón, que aguardaba en la cúspide de la última montaña en donde estaba el maizal. De esta manera, la lluvia pudo encontrar el camino al pueblo y regó los campos de maíz, salvando la cosecha.
Los hombres quedaron muy agradecidos con los sapos y desde entonces, los sapos continúan cantando cuando llueve.
-FIN-
Valores para trabajar con la leyenda infantil
Con esta leyenda popular mexicana ‘Los sapos y la lluvia’, podemos reflexionar sobre algunos valores, como los siguientes:
- La empatía.
- El liderazgo.
- La solidaridad.
- La cooperación.