Cuento de navidad: Yo no me quedo sin Papá Noel
Tener un talento u otro, te puede o… no traer problemas. Por ejemplo si tienes talento para cocinar, como mucho puedes derramar la leche o romper un huevo.
Si tienes talento para cantar puede o no que provoques un aguacero, y se mojen todos un día de mucho calor.
Si tienes talento para la decoración, puede que un día quieras terminar con el color blanco del pasillo, y termines pintando un cuadro sin terminar.
Por lo tanto el talento te puede servir en determinados momentos, o traerte problemas en otros.
Pero hoy vamos a hablar del talento de Chema, y de sus consecuencias.
Chema había nacido para periodista de investigación, sin lugar a dudas.
Se colaba por las esquinas sin ser visto, cruzaba los pasillos sin provocar el menor de los ruidos, podría ir de un sitio a otro con tal sigilo que nunca sabias por donde andaba. Eso junto a su capacidad de mimetizarse con cualquier lugar, le hacían especial.
Este talento le sirvió para muchas cosas, hubo una vez que averiguó la receta secreta de la tarta de manzana, de su abuela paterna Carmen, que por mucho que se la pedía su madre para hacerla no se la daba. Y que no era otra que usar los huevos de las gallinas del corral, la leche fresca de la vaca de la vecina, y las manzanas del tío Juan.
Por este motivo todos sabían que había que tener mucho cuidado si Chema andaba cerca, porque siempre se enteraba de todo, y todo quería saber.
Y claro… ya llevaba como dos navidades con la intención de pillar infraganti a Papa Noel; el primer año se escondió detrás de las cortinas del salón, pero terminó quedándose dormido sobre la alfombra. El segundo año durmió hasta muy tarde para no tener sueño por la noche, pero la noche es muy larga, y el sueño terminó por vencerle, eso y… que nunca se sabe cuándo llega Papa Noel.
Pero esa nochebuena lo tenía todo perfectamente calculado, había dormido hasta tarde, incluso hasta se había echado una siesta sin tener sueño, incluso tenía preparado el camuflaje perfecto. Un precio, frondoso y colorido árbol de navidad. Había repasado su plan más de cien veces, y no parecía tener cabos sueltos por ningún lado.
Así después de cenar, cantar villancicos, y jugar al parchís con sus primos y abuelos. Se puso aquel camuflaje y se difuminó con el entorno.
Sin embargo no existe plan perfecto, ni cuerpo que lo resista. Tras dos horas de estar de pie haciendo de árbol de navidad, a Chema le entraron ganas de ir al servicio, pero no podía abandonar su plan, y menos para ir a mear como un niño chico. Así que aguanto primero diez minutos, luego quince, luego veinte y cuando ya llevaba casi una hora aguantándose las ganas, no pudo más y tuvo que ir al baño o se lo hacía encima.
Y como suele pasar cuando estamos viendo unapelícula si nos vamos al baño por lo mismo, va y sucede lo mejor cuando nos despistamos aunque solo sea dos segundos.
Pues eso mismo le pasó a Chema;desde el baño pudo escuchar los ruidos que provocaban los regalos al sacarlos del saco para dejarlos en el suelo, incluso escucho el ¡Ha… ha… ha! Tan inconfundible de Papa Noel. Pero…primero no contó con la dificultad que suponía ir al baño vestido de árbol con adornos incluidos, y que se había aguantado tanto, y había bebido tanto zumo durante la cena, que aquello no parecía terminar. Total que para cuando acabo de quitarse el disfraz, hacer lo que fue a hacer y volverse a disfrazar, incluso por mucha prisa que se dio, y por mucho que corrió vestido de árbol y todo, cuando por fin llegó al salón Papa Noel ya había repartido todos los regalos sin ser visto, como es costumbre y siempre será.
Y como se suele decir que no hay dos sin tres, aquella fue la tercera vez que Chema se quedó sin sorprenderle.
FIN
Cuento de Navidad por Estrella Montenegro
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Esta muy bien un poco mas corta mejor aun le doy un 6´25