Belén ya esta lista un día más para abrir otra de las ventanas de su calendario tan especial. Esta vez la chocolatina que descubre tiene forma de una pequeña campana navideña.
Una vez llegada la noche y después de haberse preparado todo para el día siguiente, se pone el pijama y tras lavarse los dientes ya está lista para irse a la cama a escuchar la historia que hay detrás de esa pequeña campana.
-¿Cómo se llama el cuento?- pregunta Belén con curiosidad.
-El cuento se llama “La vieja campana” – le contesta su madre comenzando así con el relato.
Cuentos de Navidad cortos: La vieja campana Navideña
“Erase una vez, en un pueblo muy pequeño, una pequeña ermita a la que iban todos sus habitantes. Para ellos aquel lugar era más que un sitio religioso, era un punto de encuentro en el que hacían reuniones para mejorar sus calles, ayudaban a quienes más lo necesitaban y una vez al año, siempre por navidad, tocaban las campanas para acudir en Nochebuena a cenar todos juntos.
Entre las campanas de la pequeña ermita, había una pequeña campana que había estado allí desde siempre, los más ancianos del lugar la llamaban cariñosamente la Pequeña María, pues llegó a su querida ermita una Nochebuena, la primera que celebraban juntos en aquella pequeña ermita.
Con los años y el uso, la Pequeña María comenzaba a reflejar el paso del tiempo y unas pequeñas grietas amenazaban su uso y su vida allí en la ermita.
Todos eran conscientes del estado de la pequeña campana y ya la tocaban cada vez menos por miedo a que terminara de romperse.
Los niños que, gracias a las historias de sus mayores, le habían cogido tanto cariño como ellos, no querían que la retirasen de la ermita. Las celebraciones no serían las mismas sin el característico sonido de la pequeña campana.
Si que había un par más en el pequeño campanario de la ermita, pero el sonido de aquella vieja campana para sus habitantes era especial. Era la primera campana que había llegado al pueblo, casi al mismo tiempo que este se había fundado y nadie quería que la retirasen y quedase en el olvido. Así que, si querían que la pequeña se quedase allí, tendrían que buscar una solución entre todos y que fuera pronto, pues tan solo quedaban un par de semanas para Nochebuena y días antes irían a ver como era el estado de la ermita y sus campanas.
Así que todos decidieron hacer una reunión urgente en la pequeña ermita para intentar solucionar el pequeño problema que les había surgido. Antes de que los mayores comenzaran a exponer el problema de la pequeña campana, una vocecita se oyó entre la multitud.
– Si vienen y ven la campana en este estado, querrán llevársela y nunca más la veremos. – dijo uno de los niños preocupado
Todos asintieron dando la razón al pequeño y, por un momento, guardaron silencio intentando encontrar una forma para salvar a la Pequeña María. Nadie parecía encontrar la manera de hacerlo hasta que una de las ancianas fundadoras del pueblo comenzó a hablar muy animada.
-No es tan difícil salvar a nuestra Pequeña María, basta con ocultarla unos días hasta que se vayan los arquitectos y luego la volvemos a colocar en su sitio.
-Pero ya han dicho que está muy estropeada, y lo que no queremos es que la quiten de su sitio. Nos gustaría que estuviese siempre aquí, es la señal de identidad de nuestro pueblo.- dijo uno de los jóvenes.
-No os preocupéis por eso- dijo la anciana.- en cuanto se vayan la Pequeña María volverá a su lugar de siempre. Y por su estado, siempre podemos limitar su uso a los días más importantes. Así estará más cuidada.- explicó muy convencida.
-Otra opción sería que la consideren como nuestro patrimonio y así no podrán llevársela.- dijo otro joven.- Si la otorgamos como patrimonio histórico y decimos que es parte de nuestra historia y de nuestra identidad, la Pequeña María se podrá quedar con nosotros. En otros lugares lo han conseguido, ¿por qué aquí no?
Los fundadores del pequeño pueblo se dejaron aconsejar por el joven, que parecía que conocía bien el tema y como solucionarlo. Cuando llegaron a comprobar el estado de la ermita y de sus campanas, fue ese mismo joven quien trató con ellos y justo un día antes de la esperada Nochebuena, a la ermita llegó una carta dando el titulo de patrimonio histórico, no solo a la Pequeña María sino a la ermita y todo lo que allí había.
La vieja campana se quedaría en el pueblo y eso era más que motivo suficiente para celebrar la mejor Nochebuena que allí se había vivido. Desde aquel mismo instante y para ayudar en su conservación, todos los habitantes del pequeño pueblo decidieron que la Pequeña María solo sería tocada para dar la bienvenida a las fechas navideñas, para así recordar que fue en Navidad cuando llegó al pueblo y consiguieron que, tanto ella como la ermita donde habitaba, escapasen al paso del tiempo.”
-Y colorín, colorado…
-Este cuento se ha acabado.- dice Belén con los ojos abiertos de par en par.- ¿Y la Pequeña María sigue allí?- pregunta con curiosidad.
-¡Pues claro! – Le dice su madre- y seguirá tocando cada Navidad. Y ahora, a dormir. Buenas noches cariño.
-Buenas noches, mamá- le dice la pequeña cerrando los ojos.
La niña se duerme pensando en que será de aquella pequeña y vieja campana y esperando que en navidad vuelva a sonar como lo ha hecho durante toda su vida.
FIN
© 2017 Cuentos de navidad cortos. Día 5: Cuentos de Adviento para niños por Rosi Requena para Educapeques
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