Cuento de justicia e injusticia para niños: La justicia de la tortuga. En la vida pueden ocurrir situaciones injustas y es importante que actuemos de forma correcta e imparcial reconociendo las acciones buenas y malas y concediendo a cada una su justa recompensa.
Veremos este valor reflejado cuando una Tortuga resuelve el problema entre el Conejo y el Coyote, quienes quieres saber si es justo pagar el bien con mal después que el pequeño Conejo ayudó al Coyote y este aún así se lo quiere comer.
Cuento de justicia: La Justicia de la Tortuga
Un hermoso día un pequeño Conejo iba a visitar a su querido amigo Zarigüeya cuando escuchó gritos de auxilio en algún lugar del bosque. El pequeño Conejo siguió el sonido de aquellos gritos hasta que llegó al lugar de donde provenían.
—¿Hay alguien ahí? —preguntó oliendo nervioso el aire alrededor.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Aquí estoy, en el agujero! No puedo salir, hay una piedra en la salida.
El pequeño Conejo reconoció la voz y se asustó.
—¿No eres tú el Coyote? —preguntó dando dos saltitos hacia atrás.
—¡Soy yo! ¡Por favor, amigo Conejo, ayúdame?
—No puedo, si te ayudo me vas a comer —dijo temblando el pequeño Conejito lleno de miedo moviendo su naricita rosada.
—No te voy a comer, lo prometo —aseguró el Coyote dentro del hoyo.
El pequeño Conejo dudó, ya que el Coyote había intentado comérselo en varias ocasiones, pero se sintió muy mal de dejarlo ahí, así que decidió confiar.
—Está bien —aceptó el Conejo—, te voy a ayudar, pero recuerda tu promesa.
El Conejito comenzó a golpear la piedra con sus patitas, pero era muy grande y muy pesada para él, por eso tardó mucho más de lo que había pensado en moverla. Pero, después de un buen rato y mucho esfuerzo, logró quitar la piedra y liberar al Coyote.
En el instante en que se liberó, el Coyote saltó sobre el Conejito sin darle tiempo a escapar.
—¿Cómo puedes comerme después de haberte ayudado? ¡No es justo! —gritó el Conejo enojado y con miedo.
—Sí, es justo —dijo el Coyote acomodándose su babero para disfrutar de su almuerzo de Conejo—, el bien se paga con mal.
—Te propongo algo —dijo el Conejo—: vamos a preguntarle a tres animales, si los tres están de acuerdo en que es justo comerme, podrás hacerlo tranquilo.
En eso la Vaca pasaba por ahí y el Conejo comenzó a gritar:
—¡Amiga Vaca! ¡Amiga Vaca!
La Vaca se desvió hacia donde ellos estaban y el pequeño Conejo con esperanza le preguntó:
—Amiga Vaca, Coyote me quiere comer después de que yo le ayudé, ¿crees que eso es justo?
—Sí es justo —respondió la Vaca con mucha decisión—, mírame a mí: mi dueño toma mi leche, me quita a mis hijos y ahora que soy vieja me quiere comer. El bien se paga con mal.
El Coyote ya estaba sazonando al Conejo, pero este vio que venía el Caballo.
—¡Faltan dos animales! —gritó y se fue corriendo donde el Caballo.
—¡Señor Caballo! ¡Señor Caballo! Coyote me quiere comer después de que yo lo ayudé, ¿Verdad que eso no es justo?
El Caballo se detuvo y respondió sin dudar.
—¡Claro que es justo! Mírame a mí: yo trabajé para mi amo por muchos años, llevándolo a donde necesitaba, paseando a los niños, llevando su carga y trabajando en sus tierras, pero ahora que soy viejo, me dejaron en el bosque para me muera de hambre. El bien se paga con mal.
El Coyote se relamió, pero el Conejo aún tenía una esperanza.
—¡Mira! —dijo dando brinquitos hacia el camino por donde venía tranquilamente la Tortuga— Vamos a preguntarle a la Tortuga.
Cuando la Tortuga, al fin, llegó hasta donde ellos estaban el Conejo se apresuró a contestar.
—Tortuga, ¿es correcto que el Coyote me coma después que yo le quité una piedra de encima?
—¿Una piedra? —preguntó la Tortuga meditando.
—Si, si —dijo el Coyote perdiendo un poco la paciencia porque la Tortuga hablaba muy despacio—. Yo caí en un hoyo y no podía salir porque tenía una enorme piedra encima, Conejo me salvó quitando la piedra.
—¿Y ahora te lo vas a comer?
El Coyote estaba muy impaciente.
—¡Claro! El bien se paga con mal.
—No lo sé… Para dar una opinión debería ver cómo estaban las cosas.
El Coyote rodó los ojos, desesperado y corrió al hoyo para que la Tortuga viera como estaban las cosas.
—Yo iba caminando por aquí y me caí en este hoyo, así —dijo entrando al hoyo dramáticamente—, luego rodó esta piedra y tapó el hoyo, así.
—Ya veo, ya veo —dijo la Tortuga pacientemente.
—Si y luego yo escuché sus gritos y quité la piedra porque él me prometió que no me iba a comer.
—Ya veo, ya veo —repitió la Tortuga acariciando su barbilla.
—¡Pero ahora me quiere comer! —se quejó el pequeño Conejo desesperado.
—¡El bien se paga con mal! —gritó el Coyote desde el hoyo ya pensando en el rico banquete que le esperaba.
La Tortuga, sin embargo, seguía meditando, hasta que el Conejo, lleno de dudas y temeroso por su vida, le preguntó:
—¿Entonces? ¿Qué hago ahora?
La Tortuga le dedicó una gran sonrisa mientras se daba la vuelta para seguir con su camino y le decía:
—¿Qué vas a hacer? Allá tú si quieres volver a quitar la piedra.
Conejo se fue dando saltitos, contento con su nueva amiga la Tortuga y el Coyote volvió a quedar en el hoyo esperando que otro animal llegara a ayudarlo.
-FIN-
Cuento de justicia e injusticia para niños
Actividad para trabajar la comprensión del cuento
A continuación te dejamos algunas preguntas para trabajar la comprensión lectora del cuento: la justica de la Tortuga
Preguntas
- ¿Qué escuchó el pequeño Conejo cuando iba a visitar a su amigo Zarigüeya?
- ¿Qué le había pasado a Coyote?
- ¿Por qué Conejo tenía miedo de ayudar al Coyota?
- ¿Por qué dijeron la Vaca y el Caballo que era justo que Coyote se comiera al Conejo?
- ¿Crees que Coyote y Conejo recibieron lo que merecían? Explica tu respuesta.