Los teléfonos móviles son, indiscutiblemente, uno de los pilares de nuestra jornada diaria. Su presencia es una constante en prácticamente todo lo que hacemos, desde llamar a otras personas hasta matar el aburrimiento o consultar información. Gracias a esto, y al auge de internet en todos los frentes, las redes sociales han pasado a ser otro de los aspectos fundamentales en nuestras vidas.
Un estudio de Affde recientemente confirmaba que las personas de entre 45 y 54 años pasan una media de 1 horas y 39 minutos en redes sociales a diario. El grupo más presente en este ámbito del panorama digital es la población joven porque, tal y como revela el mismo estudio, son las personas de 16 a 29 años las que pasan una mayor media de tiempo al día en RRSS, más concretamente, 3 horas diarias. Huelga decir que esto, por extensión, influye por completo en su visión del día a día, y también en su educación.
Redes sociales y educación: las dos caras de una interesante moneda
Sí, las redes sociales pueden ser otra herramienta educativa más. De hecho, en muchos centros se plantean ya como una de las varias TIC que se usan a diario como parte del proceso educativo moderno. Gracias a ellas, y al conjunto TIC, los alumnos adquieren un rol más activo en la educación, a la vez que se consigue una mayor interacción entre alumnado y profesorado y se agilizan toda clase de tareas.
Aunque esa es una perspectiva más volcada hacia las redes adaptadas al ámbito educativo. El espectro más amplio, el de las RRSS en general, también influye mucho en los más pequeños de casa y sus capacidades a la hora de estudiar. Muchas voces se han manifestado en contra de las redes por eso mismo, porque incitan a la actividad y al abandono de las obligaciones en pos del entretenimiento y la diversión que brinda internet. Otras, en cambio, achacan a estas redes la facilidad por desinformar o crear tendencias peligrosas entre los pequeños.
No todas las cuentas en redes sociales pueden considerarse confiables. Ni siquiera si son muy populares, porque es posible, por ejemplo, incrementar los seguidores y likes de cualquier cuenta fácilmente. Algunos sitios web, como Comprar Seguidores, permiten comprar seguidores en Instagram baratos. Afortunadamente, las principales plataformas están desarrollando protocolos que facilitan el bloqueo de contenidos de dudosa procedencia y todo aquello que fomente comportamientos inadecuados.
Superada la barrera de la seguridad, sigue habiendo muchas dudas en torno a las capacidades positivas de las redes sociales de cara a los estudiantes. ¿Realmente pueden serles de ayuda plataformas como Twitter, Facebook, Instagram o incluso TikTok? La respuesta corta es que sí. La respuesta larga viene justo a continuación.
¿Cómo ayudan las RRSS en el aprendizaje?
Las redes sociales son un canal directo de comunicación entre personas. Eso ya plantea una de sus principales ventajas de cara a los estudiantes, y es que pueden contactar directamente con especialistas en cualquier materia, o profesionales de sectores diferentes, para obtener información en mayor profundidad de aquello que están aprendiendo. Asimismo, las RRSS facilitan también el acceso a toda clase de contenidos educativos que, además, en internet suelen gozar de cierto carácter dinámico que facilita su asimilación y se plantean casi como entretenimiento.
Recientemente, se han registrado curiosos casos de profesores o profesionales que, a través de TikTok, han publicado vídeos en los que explican cómo llevar a cabo procesos matemáticos sencillos como reglas de tres o sistemas de ecuaciones. Otros, asimismo, han aprovechado para enseñar vocabulario en diferentes idiomas o incluso algunos trucos para gozar de una buena ortografía y gramática.
Aparte de esto, los profesores pueden impulsar la realización de debates o actividades en grupo en redes sociales que sirvan para complementar lo impartido en las aulas. Se pueden crear grupos cerrados para asistir a charlas virtuales, realizar actividades didácticas y un sinfín de actividades complementarias que son especialmente útiles para no solo seguir aprendiendo, sino también para fomentar el interés por el aprendizaje.
Asimismo, este entorno facilita la interacción también entre alumnos. Esto hace que se refuerce el trabajo en equipo y facilita, precisamente, los trabajos en grupo. A la vez, también hace que puedan conversar entre ellos y ayudarse en la resolución de problemas y/o dudas, facilita la organización de grupos de estudio en remoto. Algo especialmente interesante, porque fomenta su capacidad para resolver problemas de forma autónoma y la búsqueda de soluciones tanto en solitario como en conjunto. Este es, sin duda, uno de los mayores potenciales que tienen las RRSS en materia de educación, porque marca unas importantísimas bases de cara a su futuro académico y profesional.
Problemas: el elefante en la habitación de las RRSS y los niños
Del mismo modo que las redes sociales pueden ser el ecosistema perfecto para fomentar la enseñanza y el aprendizaje, también pueden ser bastante peligrosas. Son un arma de doble filo que exige a los padres extremar la precaución a través de la monitorización y el uso de herramientas de control parental. Internet es gigantesco y los niños todavía no han alcanzado la madurez suficiente como para saber moverse por terrenos seguros en las plataformas sociales.
Por eso, los especialistas advierten especialmente a la hora de extremar precauciones ante posibles casos de ciberacoso, con niños maltratados por sus compañeros o por toda clase de usuarios. Sigue siendo uno de los mayores problemas dentro de las aulas y, con la llegada de las plataformas sociales de internet, ahora se ha extendido a un terreno todavía más grande, amplio y peligroso. Asimismo, también es importante subrayar el grooming, acciones de adultos dirigidas a menores para ganarse su confianza con fines poco agradables.
Las redes pueden llegar a generar cierta dependencia en sus usuarios, lo que provoca un uso abusivo y un aumento de las distracciones. Como decíamos, pueden ser muy útiles, pero su uso ha de ser responsable y, sobre todo, controlado en el caso de menores. Asimismo, apostar demasiado por ellas como herramienta educativa puede separar a aquellos niños que no tengan tantas facilidades para conectarse a internet. El equilibrio es delicado, pero solo a través de él se puede conseguir un buen aprovechamiento de las nuevas tecnologías.